En el barrio Los Palacio, unas siete familias no cuentan con el servicio de agua potable y a pesar de las innumerables gestiones realizadas en los diferentes gobiernos que pasaron en las últimas cinco décadas no han podido lograr que este elemento vital llegue a sus viviendas. Son familias que desde siempre vivieron en la zona, pero desde que tienen uso de razón tienen que acarrear el agua en tachos o bidones para beber, higienizarse y cocinar. El impedimento mayor para realizar las obras es que algunas de las familias viven del otro lado del río Colorado y se necesita de un trabajo de precisión e inversión.
Una de las familias es la de don Ramón Isidro López, que se pregunta por qué no se terminó la obra que se había iniciado desde la Dirección de Agua Potable (DIPAS), hace un tiempo cuando cavaron las zanjas, y se tenía el personal y el material, pero todo quedó en la nada. "El jefe Fernando Cruz vino con gente para hacer llegar el agua a todas las casas que le faltaba, pero sólo pusieron cañerías en algunos lugares y la dejaron sin conectar, por lo que a ninguna casa llegó el agua potable. Entonces queremos saber cuándo vamos a tener este servicio, porque la necesitamos y ahora hay tantas enfermedades por esa causa", se quejó.
Otro vecino comentó que desde que se inauguró el pozo en barrio Los Palacio no tienen agua. "Lamentablemente, nosotros tenemos que ir a buscar el agua de la finca de Don Carlos Agüero, que queda más o menos un kilómetro de acá. Así que cada tres días en un carro y con la ayuda de mi caballo traemos tachos de 200 litros, eso nos sirve para tomar y cocinar, pero para lavar tenemos un aljibe donde juntamos cuando viene agua de riego y le colocamos lavandina y de ahí usamos para lavar la ropa", contó.
Otra realidad es la que narra otro vecino, don Raúl Reyes, que vive cruzando la ruta provincial 3, pero ellos cuentan con agua potable, y reclaman el paso del agua de riego. Hace ya algunos años y con la ayuda del entonces diputado nacional Néstor Cerezo y un comerciante del medio, Carlos Quintar, pudo comprar la manguera para hacer llegar el agua a su casa. Sin embargo, en una de las crecidas del río se tapó la acequia comunera y nunca más pudo lograr que hagan los arreglos para poder sembrar para el consumo de la familia.
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