Se recuerda hoy el “Día Mundial del Medio Ambiente”, una fecha que cada día cobra mayor relevancia, pues se la utiliza para llamar la atención sobre prácticas de conservación necesarias de la naturaleza debido al verdadero ecocidio a que se la ha sometido por la actitud desaprensiva del hombre. Cada vez se habla más del “cambio climático”, un deterioro que se atribuye a la tremenda irresponsabilidad con que se han usado y abusado de los recursos naturales del planeta. El actual deterioro ambiental es una realidad insoslayable, pero a pesar de ello y de las voces de alarma que se escuchan, las prácticas irracionales no paran. La realidad ambiental nacional es un claro ejemplo de ello.
Se recuerda hoy el “Día Mundial del Medio Ambiente”, una fecha que cada día cobra mayor relevancia, pues se la utiliza para llamar la atención sobre prácticas de conservación necesarias de la naturaleza debido al verdadero ecocidio a que se la ha sometido por la actitud desaprensiva del hombre. Cada vez se habla más del “cambio climático”, un deterioro que se atribuye a la tremenda irresponsabilidad con que se ha usado y abusado de los recursos naturales del planeta.
Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas, hace un llamado a “tomar medidas concretas para lograr un planeta más verde y más limpio”, y pide recurrir para ello a las prácticas ambientales más sencillas, que van desde no olvidar apagar las luces en los hogares hasta unirse a la causa de reforestar la Tierra.
El actual deterioro ambiental es una realidad insoslayable, pero a pesar de ello y de las voces de alarma que se escuchan, las prácticas irracionales no paran. La realidad ambiental nacional es un claro ejemplo de ello. A estas alturas del desastre ecológico, Paraguay conforma la lista de países latinoamericanos con el mayor porcentaje de tala de árboles en la región. Esta constatación avala las recientes declaraciones –a este diario– del Ing. Alberto Yanosky, director ejecutivo de la organización Guyra Paraguay, quien aseveró que la deforestación actual en el Chaco paraguayo es de más de 1.000 hectáreas por día.
La Secretaría del Ambiente (Seam), organismo del Estado, tiene entre sus objetivos lograr que el Paraguay figure entre los mejores países en calidad ambiental a nivel regional. Pero a esta altura, esta meta es una verdadera utopía, un gran discurso vacío que no tendrá sustento real mientras desde el Gobierno solo se emitan medidas de aplicación irreal, de tinte ideológico, que no contemplan la realidad productiva actual, sino las más de las veces tienden a perjudicar a los grandes emprendimientos productivos.
Entre tanto, sobre todo en el actual gobierno, continúa la total desidia ante uno de los grandes responsables de la deforestación de nuestro país, los invasores de propiedades privadas, integrados por grupos –que tomaron carta de ciudadanía– cuyo único objetivo es el de ocupar tierras ajenas, deforestarlas, vender los rollos y en muchos casos cultivar marihuana, para luego abondonarlas y buscar otros lugares con bosques a invadir. Igual suerte sufren las áreas protegidas, las reservas privadas y los parques nacionales, estos últimos administrados por organismos “competentes” del Estado.
Lamentablemente, el Paraguay seguirá perdiendo su enorme riqueza natural a causa de la incompetencia de las anteriores y actuales autoridades, que fueron puestas como “responsables” de velar por el patrimonio ecológico nacional. Si el presidente Fernando Lugo no rectifica el rumbo del país en todos los sectores, seremos devorados por los más despreciables aprovechadores que terminarán por rapiñar los últimos recursos naturales de que dispone el Paraguay. Por eso, poco que celebrar tiene nuestro país en el Día del Medio Ambiente.
La peor herencia que un gobierno puede dejar a sus compatriotas para la posteridad es un país devastado en sus recursos naturales.
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