El volumen de agua utilizado para producir los bienes y servicios que consume cada habitante en España casi duplica el consumo medio mundial, y el 36 por ciento de ese consumo corresponde al agua que se "importa" de forma indirecta de otros países.
Este dato corresponde al concepto de "huella hídrica" o volumen total de agua que se utiliza para producir los bienes y servicios consumidos por una población, tema central de la Conferencia Internacional que se celebra hoy en el Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino (MARM).
El subdirector general de Gestión Integrada del Dominio público Hidráulico del MARM, Jesús Yagüe, ha explicado que el agua es importante para España porque es un país con un elevado "estrés hídrico" derivado de la escasez de lluvias que precisa "criterios alternativos en la gestión del agua que puedan aliviar dicho estrés".
La huella hídrica es "de gran interés para encaminar la política de gestión del agua y para desarrollar estrategias de reducción del consumo", ha añadido.
La huella hídrica de España alcanza los 2'32 millones de litros de agua por persona cada año (aproximadamente lo equivalente a una piscina olímpica) y casi duplica la media mundial que se sitúa en torno a los 1,24 millones.
Además, la "huella hídrica" también relaciona el consumo de agua de un lugar concreto y los impactos ambientales que ese consumo produce en otros lugares, según la experta de Water Footprinting y del Centro del Agua de la Universidad de Twente en Holanda, Maite M.Aldaya, que también ha participado en la jornada.
En el caso de España el 36 por ciento de la huella hídrica corresponde al consumo de agua que se produce en otros países a través de los bienes y servicios consumidos en el territorio español producidos en otros países o los materiales importados para la fabricación de productos en España.
Aldaya ha apuntado que algunos de los factores que contribuyen a aumentar la huella hídrica de una nación son el volumen total de consumo de bienes y servicios; el consumo total de agua de la población; el clima con un elevado nivel de evaporación que incrementa la demanda de agua para la agricultura; y las prácticas agrícolas ineficientes en las que el nivel de producción asociado a una gota de agua es relativamente bajo.
El estudio de Water Footprint propone soluciones relacionadas con la mejora de las técnicas productivas que requieran menos agua por unidad de producto, técnicas de captación y almacenamiento de agua de lluvia para la agricultura, cambiar los patrones de consumo y concienciar a la población.
Aldaya ha propuesto medidas para las administraciones públicas relacionadas con el incremento del precio de los productos con mayor huella hídrica o legislar para que el etiquetado de los productos refleja el volumen de agua necesario para su fabricación y promover un consumo responsable por parte de los consumidores.