Creemos que todos saben que la geología es una ciencia natural que estudia la composición, la estructura y la evolución de nuestro planeta, y sabemos que la gente conoce diferentes definiciones, sus objetos de estudio, sus relaciones con otras disciplinas y hasta lo interesante que suenan los informes de los geólogos donde el tiempo se expresa en millones de años.
Pero también sabemos que llega el momento en que el ciudadano común se pregunta: ¿Y para qué sirve?
O lo que es lo mismo pero en términos más técnicos, ¿en qué se aplica?
Y aquí es donde debemos reconocer que existe un déficit. La geología es conocida como disciplina científica pero en cambio sus aplicaciones prácticas no lo son tanto.
Por eso, a través de algunos ejemplos, nos referiremos a la directa relación que tienen las características geológicas del suelo y del subsuelo con las diferentes actividades y emprendimientos humanos, y la necesidad de que se hagan y se apliquen estudios geológicos en esas actividades.
El primer ejemplo es el agua subterránea. Todos saben que el agua es el principal recurso de Mendoza pero no todos saben que el agua subterránea es la principal reserva disponible. Su cantidad, su ubicación, su calidad y sus posibilidades de aprovechamiento dependen de las condiciones geológicas de los terrenos.
Por eso, en la práctica, se deben aplicar los conocimientos de la geología para la búsqueda, la evaluación y el aprovechamiento racional de ese recurso, como así también para la prevención de efectos nocivos por parte de fuentes contaminantes (naturales o artificiales, urbanas o rurales) ubicadas encima o en la cercanía de los acuíferos.
De la misma manera, el hallazgo y las posibilidades de aprovechamiento de otras sustancias minerales que demanda la sociedad para sostener el creciente desarrollo industrial y social (minerales metalíferos, combustibles, energéticos, industriales y materiales de construcción) también requiere de la aplicación de sólidos conocimientos de geología, sencillamente porque los yacimientos de esas sustancias son el resultado de específicos procesos geológicos.
Una cuestión fundamental que no siempre se ha tenido en cuenta es la relación entre la capacidad de sostén de los terrenos y las condiciones de peligrosidad geológica en relación con obras, asentamientos, construcciones y otros emprendimientos humanos.
Deformaciones en las superficies de caminos, caída de rocas, avalanchas y deslizamientos en masa en caminos de montaña, roturas en edificios por incompetencia del terreno que lo soporta, rotura de puentes y otras obras civiles por procesos de erosión, un dique al que hubo que construir un paredón adicional para considerarlo seguro, emprendimientos edilicios en lugares propensos a inundarse, etc., son ejemplos en los que las características geológicas de los terrenos no fueron debidamente estudiadas antes de hacer las obras.
Otro caso que nos afecta a los mendocinos es el distinto grado de vulnerabilidad de cierto tipo de terrenos y de estructuras geológicas cuando se produce un terremoto.
Debería aplicarse una zonificación basada en esas diferencias de comportamiento antes de construir cualquier obra, en especial edificaciones destinadas a vivienda.
En definitiva, sirvan estos pocos ejemplos para poner de manifiesto que la geología tiene mucho que ver con la vida del hombre y con la actividad humana en general.
Y que el aporte del saber geológico ayuda a prevenir y solucionar problemas para mejorar las condiciones de vida de la sociedad.
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