El Plan Integral de Saneamiento de la Cuenca Matanza-Riachuelo cuenta, a partir de ayer, con 840 millones de dólares disponibles para la financiación de tareas de saneamiento, reducción de la contaminación ambiental, ordenamiento del territorio de la cuenca y fortalecimiento institucional que llevarán a la práctica la Secretaría de Ambiente de la Nación y la empresa Agua y Saneamientos Argentinos (AySA). Se trata de una parte del crédito por 3300 millones que el Banco Mundial otorgó a Argentina, “un gesto que fortalece un proceso irreversible para resolver los problemas estructurales de la cuenca de una vez y para siempre”, dijo a Página/12 el titular de la secretaría, Homero Bibiloni. La mayor parte del crédito se aplicará a la construcción de una amplia red cloacal y plantas de tratamiento.
Según Bibiloni, el financiamiento “significa que el país cuenta con credibilidad a nivel internacional”. Se trata del segundo préstamo otorgado por organismos de financiamiento internacional para aplicar en la recomposición del Riachuelo. El primero, de 250 millones de dólares, provino del Banco Interamericano de Desarrollo en 1997, cuando María Julia Alsogaray era secretaria de Recursos Naturales, durante el gobierno de Carlos Menem. Un remanente de ese monto “está siendo utilizado para obras de saneamiento, que están prácticamente terminadas; el resto se utilizó para paliar la enorme crisis social que explotó en el gobierno de Fernando de la Rúa”, apuntó Bibiloni.
Son cuatro los ejes en los que se repartirán los 840 millones de dólares del préstamo actual: saneamiento, reconversión industrial, ordenamiento del territorio y fortalecimiento institucional de la Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar), organismo responsable de la aplicación de las acciones del Plan de Saneamiento. Sin embargo, aún no fueron esgrimidos los lineamientos específicos de los proyectos que guiarán la inversión del dinero. “No hay nada preconcebido, más allá de los rumbos que hay que tomar. Lo bueno es que ahora está la plata para abastecer los recursos a utilizar para obtener soluciones”, argumentó Bibiloni. Tampoco existen precisiones sobre el tiempo que insumirán los trabajos ni la fecha de inicio. “Recién se aprobó el préstamo. Hay que esperar los trámites necesarios para la transferencia”, remarcó.
De las tareas de saneamiento, que absorberán prácticamente la totalidad del préstamo, se ocupará AySA. Con casi 700 millones se deberán construir redes cloacales y plantas de tratamiento de los residuos recogidos por esas redes y mejorar las redes colectoras que recogen los residuos industriales de las fábricas ubicadas en las márgenes del Riachuelo. Según los datos que maneja la Secretaría de Ambiente nacional, las tareas “beneficiarán en forma directa a 3,5 millones de habitantes que hoy no cuentan con una infraestructura mínima que les garantice calidad de vida”. A cargo de Acumar quedarán las tareas de reconversión industrial, que insumirán poco más de 60 millones y que se aplicarán en “acompañar a las industrias en la revonversión hacia un sistema de producción amigable con el ambiente”. Bibiloni precisó que el dinero servirá para “impulsar a las pequeñas y medianas empresas en este proceso”.
Los trabajos de ordenamiento del territorio y obras de infraestructura cuentan con casi 66 millones, aunque no está definido qué es lo que se llevará a cabo, ya que “hay que trabajar con las distintas jurisdicciones, para acordar en un marco de racionalidad cómo se modificará el uso que se le está dando a ese suelo”, apuntó. En esos acuerdos, según Bibiloni, también ingresaría el destino de los habitantes de los asentamientos emplazados en las orillas. El resto del dinero será instrumentado en acciones de fortalecimiento institucional, como “educación, participación social de base y genuina de los actores que ven más afectados su calidad de vida por el estado actual de la cuenca”, concluyó.