Roberto y Ricardo Vaira son productores agropecuarios de Rafaela que desde hace más de 20 años se dedican a la explotación ganadera en la zona norte del territorio provincial.
Su empresa se llama "Hacienda Don Roberto" y se encuentra afincada en el distrito de San Bernardo, una localidad cercana a Villa Minetti y ubicada a 80 kilómetros de la ciudad de Tostado.
En los últimos tres años, estos productores vienen siendo testigos del impacto de la falta de agua sobre la economía de la región, y las consecuencias que trajo particularmente en la cría de ganado.
"Hasta hace un tiempo, el nivel de las napas se encontraba a dos o tres metros de la superficie -comentó a LA OPINION Roberto Vaira- Pero ahora, hasta los 10 u 11 metros no sale nada. Y el agua que se extrae, es de mala de calidad".
Es por esto que, en los últimos meses, la situación comenzó a mostrar signos alarmantes, a punto tal que debieron recurrir a las aguas del Río Salado (que pasa por Tostado) para proveer del líquido elemento a su campo.
Esta decisión trajo aparejada una importante inversión en fletes que, por estos días, compromete la rentabilidad de la actividad y abre un serio interrogante sobre el futuro de la producción.
La Hacienda Don Roberto cuenta con unas 500 cabezas. Cada novillo, demanda entre 50 y 60 litros de agua por día. Los camiones provenientes de Tostado, transportan 34.000 litros en cada viaje y se contratan de manera diaria. De allí surge una onerosa erogación: en mayo, se gastaron $ 22.000 sólo para el transporte de agua.
"Hasta el mes de abril, el Gobierno de la Provincia distribuyó un subsidio entre los productores de la zona, que cubría el 75% de estos costos. Pero duró sólo unos meses y hoy sentimos que el Gobierno nos abandonó. Apenas contamos con el apoyo y esfuerzo tanto de la Sociedad Rural de Tostado, de la Comuna de San Bernardo y del SENASA", expresó Roberto Vaira.
Hace 15 días, funcionarios del Ministerio de la Producción se reunieron en Villa Minetti para presentar un proyecto de infraestructura hídrica, que permitiría el traslado de agua desde Tostado a través del sistema de canales. Sin embargo, lo que los productores demandan son soluciones urgentes. "¿Cuánto va a pasar hasta que nos llegue el agua a nuestros campos?", preguntó Vaira.
Tampoco fueron muy optimistas frente a la posibilidad de instalar corrales para el resguardo de ganado. "Eso es pan para hoy, hambre para mañana. Con 300 productores de 100 cabezas, el corral se llena enseguida. No es una solución integral", agregaron.
Los Vaira aseguran que la mortandad animal a raíz de la sequía afectó al 10 por ciento de su producción. El resto, lo comercializan a razón de 70 centavos el kilo de vaca conserva.
A pesar de que la última lluvia importante se registró en el mes de enero (80 milímetros), y en medio de pronósticos climáticos desalentadores, estos chacareros no pierden la esperanza de que la situación pueda cambiar. Pero no se sorprenden del marcado éxodo rural que se está observando en la región. "La gente está dejando morir a las vacas y se van a hacer changas al pueblo. Lamentablemente, eso es lo único que les queda para poder vivir", concluyó Roberto Vaira.
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