A dos semanas y media de las elecciones, el Gobierno obtuvo 3.300 millones de dólares en créditos del Banco Mundial para los próximos tres años. Las primeras remesas, por 1.290 millones, serán para cubrir parte de lo que se gaste este año en planes sociales y para iniciar la limpieza del Riachuelo. Son parte de un préstamo anunciado en 2006. Unos 450 millones irán serán para los programas de asistencia anticrisis y el seguro de desempleo, que el Ejecutivo prevé ampliar para hacer frente a los despidos que se multiplican en distintos sectores. El flujo de divisas también ayudará a equilibrar la fuga de dólares.
“Estas operaciones permiten apuntalar las políticas contracíclicas que lleva adelante nuestro gobierno para mitigar el impacto de la crisis”, festejó el ministro de Economía, Carlos Fernández. Fue en una conferencia de prensa en la Quinta de Olivos, luego de que en Washington el directorio del BM aprobara la “estrategia de alianza con el país” de acá a julio de 2012.
A diferencia de los préstamos del Fondo Monetario, que el Gobierno rechaza por las condiciones que exigen, los créditos del Banco Mundial no están atados a metas macroeconómicas, como el déficit fiscal o el nivel del dólar. Pero se otorgan sólo para financiar planes sociales u obras de infraestructura que el Banco haya aprobado y considere favorables para el desarrollo de los países.
En los 90, por ejemplo, el BM fue el que aportó el dinero para las indemnizaciones y retiros voluntarios de los empleados que las empresas públicas despidieron antes de ser privatizadas. Fue porque impulsaba abiertamente las privatizaciones, mientras el FMI exigía que se ajuste el gasto público y que se aprobaran las leyes que pedían los bancos y las multinacionales.
El ministro de Economía, relegado en los últimos meses casi exclusivamente a administrar la deuda pública y la recaudación de impuestos, adelantó ayer que los 450 millones de dólares para planes sociales “se ejecutarán en su mayor parte” antes de fin de año. La entidad multilateral precisó que el dinero servirá para el pago de asignaciones familiares y del “seguro de capacitación y empleo” que administra el Ministerio de Trabajo.
Diez días atrás, la viceministra de Trabajo y candidata a diputada por el oficialismo, Noemí Rial, adelantó que el Gobierno ya contaba con los fondos para duplicar el seguro de desempleo durante el segundo semestre y hacerlo accesible para más desocupados.
El mecanismo apenas beneficia hoy a 130 mil trabajadores, menos del 10% de los desempleados que admite el INDEC. Sus ingresos, sujetos a un tope que no se actualiza desde hace tres años, promedian los 400 pesos.
El otro gran programa que aprobó ayer el BM es la limpieza de la cuenca Riachuelo/Matanza, para la que prestará 840 millones de dólares a 30 años, con cinco de gracia. El crédito estaba incluido en un programa ya aprobado en 2006, pero Fernández aseguró ayer que empezará a ejecutarse inmediatamente.
El dinero no alcanza para la limpieza completa que impulsan los ambientalistas y apenas financiará una limpieza provisoria. De todos modos, aclaró el BM, se trata del préstamo más grande que otorgó en su historia la entidad para obras de saneamiento en América latina. El secretario de Ambiente, Homero Bibiloni, consideró que se trata de “un punto de inflexión” para las postergadas obras del Riachuelo.
El Banco prometió que si se cumplen los pasos previstos por el plan, podría haber una “mejora en la calidad del agua en un plazo de 15 a 20 años”.
El hermano bueno del FMI
Aunque sólo los separa la angosta calle 19 en Washington y las políticas que ambos impulsaron fueron siempre similares, el Gobierno cultiva su relación con el Banco Mundial, mientras despotrica en público contra el Fondo Monetario. El ministro de Economía, Carlos Fernández, destacó que en 2009, “por primera vez en diez años, los flujos netos con el organismo serán positivos”. Es decir que el ente prestará al país más de lo que le cobra por intereses y capital de la deuda vencida.
Como contrapartida de esa asistencia, la deuda con el BM viene creciendo. A fines de este año rondará los 4.864 millones de dólares, según estima el propio organismo. En 2007, la Argentina fue la nación que más le pidió prestado al organismo en todo el mundo. Hoy el país se ubica entre sus siete primeros deudores.
Con el Fondo Monetario, el Gobierno prácticamente rompió relaciones luego de abonarle completa la deuda que mantenía por u$s 9.530 millones. Igual algunas fuentes oficiales admiten haber iniciado gestiones para un acercamiento.
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