La convocatoria no fue casualidad. Faltan diez días para los comicios legislativos y la necesidad de captar votos en un escenario electoral peleado llevó al Gobierno a buscar amigarse con la industria y el campo. Con el objetivo de anunciar mayores permisos para exportar granos y la reglamentación de la ley de Promoción de Inversiones, que estaba cajoneada desde hace más de un año, la presidenta Cristina Fernández citó al empresariado e intentó convencerlo de que “el barco no está agujereado y sigue a todo valor”.
“Somos un modelo en el mundo de producción cerealera”, enfatizó la Presidenta, luego de anunciar, en un acto en la Casa Rosada, el acuerdo alcanzado con los principales exportadores de granos mediante el cual podrán exportar 1 millón de toneladas más de trigo y 3 millones de toneladas de maíz, a cambio de pagarle a los productores el precio pleno. De esta manera, el Gobierno busca reencausar el diálogo con el sector agropecuario y cerrar, por el momento, el capítulo de la discordia. Sin embargo, el campo no estuvo presente en el acto y sus dirigentes descreen de las medidas porque las promesas del “precio lleno” datan de dos años.
Con el sector industrial, también se buscó limar asperezas. Luego de fuertes encontronazos por la actitud adoptada desde el Gobierno ante la decisión de Venezuela de estatizar tres nuevas empresas del Grupo Techint, sumado a las críticas oficiales al reparto de dividendos en las compañías, Cristina Fernández desempolvó la retrasada reglamentación de la ley de Promoción de Inversiones para renovar la alianza con el establishment.
La cúpula de la UIA, liderada por Héctor Méndez, presenció el acto en primera fila. Lo acompañaron el secretario de la entidad, José Ignacio de Mendiguren, y el vicepresidente 5º, Cristiano Rattazzi, entre otros. En representación de las cerealeras, el presidente de Bunge, Raúl Padilla, no sólo participó del anuncio, sino que lo explicó. Y el momento más llamativo fue cuando, llegado su turno, Cristina Fernández felicitó al empresario por “haber explicado tan bien el acuerdo”. De las férreas críticas al “yuyito” –por la soja– en pleno conflicto con el campo, la mandataria convirtió su discurso en puros elogios a los principales exportadores de la oleaginosa.
La Presidenta también se refirió a la sequía y manifestó su compromiso para sobrellevar la contingencia. “Desde 1910, ésta ha sido la tercera peor sequía de la historia. Pero estamos haciendo obras que permitieron recuperar en el Salado, en Santa Fe, y en otros lugares millones de hectáreas. Recuperaremos otras tres millones de hectáreas. La sequía debe dejar de ser una contingencia a partir de la puesta en marcha de un plan argentino de riego”, señaló. La producción de carne fue otro de los tópicos mencionados por Cristina, sobre el que destacó que “en estos cinco primeros meses de 2009 se incrementaron las autorizaciones para exportar carne en un 169%” y “faltan apenas 318 toneladas para completar el tope de 28.000 correspondientes a la cuota Hilton”, precisó, frente a quienes anticipaban la posibilidad de importar carne.
Frente a cientos de empresarios, y en un clima de reticencia a la inversión debido a la crisis internacional y a señales domésticas poco amigables, Cristina Fernández intentó despejar fantasmas para intentar modificar las expectativas. Al referirse a la ley de promoción de inversiones, la jefa de Estado se vanaglorió de que “en 2008 se batió records en materia de inversión, con 23 puntos del PBI” y destacó que “atender las necesidades del mercado interno y mantener un agresivo perfil exportador es la forma de cerrar la ecuación”. “La industria ha sido la gran generadora de puestos de trabajo en estos años, lo que permitió llegar al 7,3 en materia de desempleo”, señaló la presidenta. |
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