El agua proveída por la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap) es un peligro para la salud pública, porque las instituciones de control no respetan las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en cuanto al uso de las tierras ubicadas en las inmediaciones de la planta de tratamiento de la aguatera estatal, manifestó ayer a este diario Luis Diarte, miembro del Sindicato de Trabajadores de la Essap (Sifuessap).
Las observaciones del sindicalista surgen a raíz del derrame de combustible ocurrido el fin de semana pasado en el río Paraguay, en las cercanías de la planta de tratamiento de la aguatera, y que puso en peligro el suministro normal del producto a más de millón de usuarios de la capital y el área metropolitana.
“Acá, ni la misma Essap ni las instituciones de control, como la Secretaría del Ambiente (Seam), nunca objetaron los pedidos de instalación de puertos cerca de la bomba de la aguatera; es más, la Seam otorgó el permiso ambiental para que una empresa (Cargill SA) habilitara un puerto a metros de la bomba succionadora de agua de la Essap en Viñas Cué, pese a la clara sugerencia de la OPS”, señaló Diarte.
Con esta “absoluta falta de control y rectificación” de rumbos por parte de las entidades gubernamentales, la salud pública está en peligro constante, según el criterio del sindicalista.
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