La desertificación avanza lenta y en silencio en República Dominicana y cinco millones de sus habitantes perciben sus efectos, con la agravante de que el fenómeno continuará, determinaron especialistas sobre el tema.
El proceso está presente en zonas del suroeste, noroeste y porciones del oriente de la isla Española, que este país comparte con Haití, donde la situación también es tangible.
Para esa catástrofe en ciernes no existen panaceas, contra la opinión generalizada de que una temporada lluviosa soluciona el problema.
Por el contrario, puede agravarlo, determinaron los expertos asistentes a la Conferencia Regional de Lucha contra la Desertificación en Centroamérica y el Caribe.
Un exceso de precipitaciones puede arrastrar los restos de capa vegetal y salinizar las tierras, acorde con testimonios recogidos en América Latina y en áreas tan alejadas como el Medio Oriente y países ribereños del golfo Pérsico.
La magnitud del fenómeno en Dominicana fue ejemplificada en el hecho de que hábitos de riego equivocados afectan los suelos en los cuales se logra el 40 por ciento de los alimentos que produce el país en los valles de Azua, San Juan de la Maguana y Neyba.
Dajabón, Valverde y Santiago Rodríguez, también son provincias donde se percibe la situación de manera alarmante, de acuerdo con el informe de las autoridades dominicanas.
En la conferencia participan expertos de Honduras, Costa Rica, Panamá, Guatemala, Nicaragua, Cuba, Haití, España y Alemania y la Dirección General de Desarrollo Fronterizo del país anfitrión.
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