Aún no fue posible reducir los niveles de arsénico y flúor --que son levemente superiores a los permitidos-- hallados en el agua potable de esta ciudad, pese a los trabajos realizados por profesionales contratados por la Cooperativa Limitada de Electrificación Rural y Servicios Anexos local (CLERYSA), prestadora del servicio.
Así lo reconoció Roberto Pacho, presidente del consejo de administración de la entidad, quien afirmó que los últimos análisis efectuados por el laboratorio bahiense IACA muestran que el agua de red contiene 0,06 miligramos de arsénico por litro y 1,7 miligramos de flúor por litro (otras mediciones indican 1,9 mg/l).
De acuerdo con lo establecido por el Código Alimentario Argentino (CAA), el máximo de arsénico permitido en el agua es de 0,05 mg/l (en 2012 esa cifra deberá ser reducida a 0,01 mg/l, de acuerdo con la Ley Nº 18.284), y de 1,5 o 1,7 mg/l en el caso del flúor, según la región.
Pacho destacó que hace aproximadamente un mes los valores de flúor alcanzaban los 2,1 mg/l, por lo que --indicó-- hubo una pequeña reducción. En cuanto al arsénico, reconoció que los niveles no variaron.
El presidente del consejo de administración de la cooperativa dejó en claro que la suba de los valores de arsénico y flúor no obedece a un posible mal funcionamiento de la planta potabilizadora, como se había especulado en un principio.
"La planta está funcionando correctamente", aseguró.
El titular de CLERYSA dijo que, según el ingeniero y el técnico a cargo de las tareas en la planta potabilizadora, la intensa sequía registrada en la región y un alto consumo de agua potable, por parte de los habitantes de Carhué, están provocando una mayor mineralización del líquido en las napas.
Añadió que, cuando se habilitó el servicio de agua potable en esta ciudad, el nivel de arsénico permitido por el CAA eran de 0,1 mg/l, pero hace unos años se fijó en 0,05.
"Por eso es entendible que, ahora, nuestros valores históricos no cumplan con la reglamentación actual. Antes de esa modificación normativa sí estaban dentro de los parámetros autorizados. En Carhué, los valores de arsénico en el agua potable siempre oscilaron entre 0,06 y 0,07 mg/l", subrayó.
El directivo detalló que se utiliza hueso calcinado para disminuir los valores de flúor (actúa como filtro) y alúmina (óxido de aluminio) para reducir los de arsénico.
Debido a que en la planta potabilizadora de Carhué se mezcla un 35% de agua tratada con un 65% de agua cruda, confió que actualmente es necesario aplicar grandes cantidades de dichos productos para que, luego de la mixtura, los niveles de arsénico y flúor se acerquen a los permitidos por el CAA.
"Actualmente, un ingeniero y un técnico están trabajando en la readecuación de la dosificación de hueso utilizada, tarea que por lo menos se extenderá por dos semanas más", precisó Pacho.
El directivo aseguró que la población "puede estar tranquila" a la hora de consumir el agua de red, ya que los detectados son "niveles mínimamente superiores a los permitidos por el CAA".
"Jamás se registraron problemas de salud ligados al consumo de altos niveles de flúor o arsénico, y desde la dirección de Salud (de Adolfo Alsina) se garantizó que no hay riesgos al consumir este líquido", resaltó.
¿Cuándo comenzó este problema?
Los problemas de mineralización en el agua que consume la población de Carhué comenzaron a mediados de marzo pasado.
Según un análisis de laboratorio, el líquido fue considerado bacteriológicamente potable, aunque cuando se efectuó el análisis fisicoquímico se advirtió que las muestras contenían niveles de flúor y arsénico superiores a los máximos permitidos por Código Alimentario Argentino (CAA), en el artículo Nº 982.
Para el director de Salud del distrito de Adolfo Alsina, doctor Eduardo Fino, el problema detectado no implica que el agua que está consumiendo la población sea tóxica o que vaya a generar problemas como el hidroarsenicismo.
"De hecho, en mis 30 años de trabajo como médico, nunca encontré signos de hidroarsenicismo o de fluorosis en algún miembro de la población local", enfatizó.
El funcionario también dejó en claro que los parámetros fijados por ley, en cuanto a los niveles de minerales en el agua potable, muchas veces pueden ser difíciles de cumplir, sin que ello represente un peligro real para la salud de las personas.
En idéntico sentido se expresó el ingeniero Luis Ojer, quien fue enviado a Carhué por la Federación de Cooperativas de Buenos Aires (Fedecoba) para evaluar la situación.
El profesional dijo que, a priori, no observó problemas de mantenimiento y operación en la planta potabilizadora, por lo que concluyó que el problema podría deberse a que el sistema no está funcionando correctamente, y que debería ser sometido a una puesta a punto integral.
El ingeniero recorrió las instalaciones y recogió informes sobre el agua que se bombea a la red, a fin de efectuar un diagnóstico de la problemática a la brevedad.
También advirtió que, a su juicio, los niveles de arsénico y flúor detectados no constituyen un problema grave.
"Los valores del CAA son de referencia. Es decir, brindan seguridad absoluta por debajo de lo establecido. Sin embargo, si se hallan niveles apenas superiores a los indicados, eso no implica necesariamente un peligro para la población. Por supuesto que hay que tratar de ajustarse, pero no hay que alarmarse", destacó.
Al igual que Ojer, miembros del consejo de administración de CLERySA creen que el problema se debe a un funcionamiento deficiente de la planta de agua. Por ello, también solicitaron el apoyo del Servicio Provincial de Agua Potable y Saneamiento Rural (Spar).
|
|
|