Con los picos de demanda eléctrica instalados en torno a los 18 mil MW –como consecuencia del clima, la caída de la actividad industrial y el aumento de tarifas–, el sistema eléctrico argentino alcanzó un nivel de holgura operativa que le permite redestinar los flujos de energía hacia países con los cuales está interconectado en alta tensión. En ese marco, y con la importación sostenida desde Brasil, Argentina está exportando a Uruguay (a través del triángulo de Salto Grande) un 50% más de energía que a principios del año.
Según datos de Cammesa a los que accedió El Cronista, en abril se reactivó la exportación constante al otro lado del Río de la Plata, tras dos años de intermitencias y escasos márgenes exportables debido a la por entonces creciente economía. En lo que va de junio, los envíos se mantienen entre 400 MW y 600 MW diarios, cifra que a comienzos de 2009 promediaba los 200 MW. A principios de este mes, cuando llegaron de Brasil unos 150 MW, se enviaron a Uruguay cerca de 250 MW diarios; en tanto que, el 12 de junio último se registró la marca de exportación de electricidad más alta, en torno a 664 MW, jornada en la que desde Brasil se recibieron 460 MW.
Anteriormente, Uruguay sólo importaba cerca de 500 MW ‘argentinos’ en contados fines de semana, cuando la demanda de Capital Federal y el conurbano bonaerense tiende a descomprimirse.
Técnicos del sector energético consultados por este diario calculan los márgenes del sistema agregándole a los picos actuales las exportaciones, y restando la baja del consumo en comparación con misma temporada de años anteriores. El último récord histórico de consumo de potencia fue de 19.126 MW, en junio de 2008, es decir, más de 1.000 MW por encima de los picos actuales.
La necesidad de Uruguay también influyó en la mayor demanda de electricidad importada: por efectos de la fuerte sequía, que se inició en el verano y afectó gravemente a la Argentina, la empresa eléctrica uruguaya (UTE) está exigiendo al máximo su parque térmico, con el objetivo de paliar el faltante de agua en las represas. Además, los precios de importación desde Argentina y los costos de generación en Uruguay, tal y como lo reconocieron los propios directores de la compañía, son bastante cercanos y no producen distorsiones de caja.
Actualmente, Uruguay importa el 60% de sus energéticos (gas, petróleo y luz) desde Argentina.
Combustibles importados
Si bien la mayor disponibilidad energética por menor consumo industrial y doméstico permite vender excedentes a Uruguay, el Gobierno está lejos de recortar sus provisiones externas de gas, que comenzaron a efectivizarse hace un par de años para paliar la escasez de oferta ante una demanda ascendentes.
Es que los contratos de provisión desde Bolivia (desde donde hoy llega menos de 50% de lo acordado porque el vecino país no tiene mucho y Argentina pide poco) y de Trinidad y Tobago (gas por barco) fueron suscriptos hace relativamente poco y a mediano plazo. Por eso, desde las oficinas nacionales se analiza despachar más gas a industrias a un precio medio, (mix entre u$s 7 por el gas boliviano, casi u$s del Metalero y poco más de u$s 4 local), de manera de poder hacer frente al pago de esas compras sin seguir engrosando el abultado rojo de Cammesa.
Desde el mercado explicaron que, en el Gobierno se prefieren mantener de momento sin modificaciones relevantes las importación de combustibles, como respaldo dado que el invierno recién comienza y todavía pueden registrarse picos de consumo cercanos a los récords históricos, si las temperaturas frías se mantienen por varios días. |
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