Como el plan de visitas al dique Caracoles durante el fin de semana pasado fue todo un éxito, porque unas 3.000 personas -según las cuentas oficiales- fueron a recorrer la principal obra hidroenergética puesta en marcha en la historia provincial, el gobernador José Luis Gioja anunció ayer que en la medida que las obras que restan lo permitan, van a continuar con el sistema de recorridas. Serán también los fines de semana, es decir sábados y domingos, pero todavía no tienen definido cuáles.
El mandatario acompañado por funcionarios de su gabinete, entre ellos el ministro de Infraestructura, José Strada, y el presidente de Energía Provincial Sociedad del Estado (EPSE), Francisco Alcoba, fue a visitar ayer las obras, inauguradas el jueves por la presidenta Cristina Fernández vía teleconferencia, pero con una misión especial: participar en la bendición del paredón, las aguas del embalse y de las turbinas, tarea que estuvo a cargo de monseñor Alfonso Delgado
Antes de la bendición, el mandatario anticipó la intención de continuar con las visitas guiadas los fines de semana. La primera fue el fin de semana pasado, sábado y domingo, en horario de 9 a 18, a través de un sistema en el que la gente deja sus vehículos a la entrada del campamento y en combis de EPSE son trasladados al paredón donde pueden tomar fotografías y escuchar las explicaciones del personal capacitado de la empresa. En total la recorrida dura una media hora.
EPSE empezó a hacer visitas guiadas en septiembre del 2006, en las que calculan que han participado unos 2.000 sanjuaninos, pero durante el fin de semana pasado calculan que fueron 3.000 los visitantes. Aun cuando el domingo fue el Día del Padre, se vieron colas de autos de unos 5 kilómetros esperando la recorrida.
Alcoba explicó que las visitas deben ser programas porque todavía quedan obras por hacer y el camino que se utiliza para las visitas es transitado por el personal con sus maquinarias.
Gioja también adelantó que van a lanzar un concurso para ponerles nombres a las turbinas (ver aparte).
Luego del acto en la zona del paredón, la comitiva se trasladó hasta la casa de máquinas, donde se encuentran las dos turbinas hidráulicas tipo Francis, fabricadas en Rusia en el 2006.
En el lugar, el presidente del EPSE explicó que todavía faltan 18 metros para llegar al nivel de 1.110 metros sobre el nivel del mar, para el llenado de la presa. Ese nivel se va a alcanzar "a partir de septiembre u octubre de este año, que es cuando comienzan los deshielos".
Además dijo que ahora las turbinas están trabajando alternativamente, no a la vez, porque el nivel del agua del embalse no es el óptimo y no quieren liberar más agua de la que trae el río. Por ejemplo, el río aporta en esta época 30 metros cúbicos por segundo y para generar 49 megavatios de potencia se necesitan erogar poco más de 40 metros cúbicos por segundo.
Una bendición de obras con críticas de la Iglesia
Las marchas y contramarchas y hasta la rescisión del contrato con las empresas constructoras que iniciaron los trabajos en abril de 1998 no pasaron desapercibidas ayer en la invocación religiosa de monseñor Alfonso Delgado al bendecir las obras de Caracoles. "Esta obra también ha tenido, al menos en alguna etapa inicial, situaciones confusas, por decirlo de un modo delicado", dijo el arzobispo.
Y agregó que "esos aspectos oscuros no pueden ser bendecidos por Dios. En todo caso, Dios bendecirá a las personas que han equivocado el rumbo dándoles la luz suficiente para que se abran al arrepentimiento y a la reparación del año causado, daño que casi siempre terminan pagando los más pobres".
Sobre el margen derecho del imponente paredón del dique y cuando el viento frío hacía subir al máximo los cuellos de las camperas, el primero en hablar fue el presidente de la EPSE, Alcoba, quien pidió "invocar la ayuda divina por el esfuerzo realizado por el personal y ponerlo bajo la protección del Altísimo".
Rodeado por funcionarios, diputados provinciales y técnicos que participaron en la construcción del dique, monseñor Delgado dijo "que Dios bendiga a todos los que han trabajado bien, no sólo en su dimensión técnica sino también en su dimensión moral, que es precisamente lo que más nos dignifica y lo que produce un bien perdurable y ejemplar".
Luego, Monseñor procedió a arrojar agua bendita sobre las personas presentes y también se aproximó hasta el borde del paredón para hacer lo propio con las aguas.
La comitiva se trasladó después hasta la casa de máquinas, donde ya están las turbinas trabajando alternativamente. Allí, monseñor Delgado repitió la bendición, ahora de las turbinas. Y en la sala de control, el presidente Alcoba procedió a dar una explicación técnica del manejo de todo el sistema de generación por la fuerza de las aguas del río San Juan.
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