En esta época de crisis y recaudación fiscal ajustada, son pocas las grandes obras de infraestructura que puede mostrar la gestión de Mauricio Macri en la Ciudad. Una de ellas, la construcción de dos canales aliviadores junto al arroyo Maldonado para mitigar las inundaciones, dio un enorme paso. Es que finalmente llegó a su sitio la primera de las dos tuneleras que trabajará bajo tierra en la zona de Costanera norte, para armar el primer túnel.
La enorme máquina, que arribó al Puerto desarmada en partes, fue trasladada desde Dock Sud hasta Punta Carrasco, desde donde comenzará a cavar. Para ello hizo falta un gran operativo: tres camiones de 30 metros de largo cada uno la trasladaron desde la madrugada del lunes hasta el Parque Roca. Desde allí, anoche fue llevada por las avenidas Directorio/San Juan, Entre Ríos, Belgrano y la zona de Puerto Madero hasta la Costanera Norte.
En ese lugar, donde antes funcionaban las piletas, se está construyendo un pozo de 30 metros de diámetro, por donde la tunelera comenzará a cavar. La máquina, una especie de tren de 105 metros de largo, ingresará por allí y, a medida que vaya cavando, le dará forma al túnel, a un ritmo de 20 metros por día.
El Gobierno porteño evitó trasladar la tunelera por el Centro en la hora pico del tránsito, ya que los tres camiones ocupaban casi una cuadra. Y tenían planeado llegar durante esta madrugada a la Costanera. Luego llevará más de un mes ensamblarla allí para que comience a funcionar. El traslado de la máquina fue anunciado con insistencia, acaso para no perder el impacto de mostrar un avance en la obra del Maldonado, una de las más importantes de la Ciudad.
En cama con gripe A, el ministro porteño de Desarrollo Urbano, Daniel Chaín, explicó a través de su vocero: "La llegada de la tunelera es una excelente noticia para los porteños. Estamos utilizando tecnología de punta, en una obra que mitigará las inundaciones".
¿Cómo serán los trabajos? El arroyo Maldonado corre entubado por debajo de la avenida Juan B. Justo, desde la altura del barrio Vélez Sarsfield, hasta el empalme con avenida Bullrich, y luego por la línea de su prolongación hasta el Río. Cuando llueve mucho, el canal no da abasto y la zona cercana a Juan B. Justo, donde viven unas 260.000 personas, sufre recurrentes inundaciones. La idea es construir dos túneles paralelos y conectados, de 20 metros de diámetro cada uno, para que el agua de lluvia tenga más caminos por los cuales escurrir.
El túnel más corto, que hará la tunelera que ya está en la Ciudad, irá desde aproximadamente la altura de Niceto Vega hasta el Río, unos 4,5 kilómetros. El más largo, que hará otra máquina que aún no fue embarcada, comenzará a la altura de la calle Cuenca y también desembocará en Punta Carrasco, por lo que tendrá unos 10 km.
Las tuneleras fueron adquiridas por la empresa italiana Ghella, que ganó la licitación por $ 454 millones para hacer los canales.
Se trata de una obra que viene con una larga historia de promesas y demoras. En abril de 2005, el entonces jefe de Gobierno Aníbal Ibarra anunció que el Banco Mundial otorgaría un crédito para hacerla. En marzo de 2007, su sucesor Jorge Telerman prometió que las obras iban a comenzar en 90 días, pero tras perder las elecciones nada sucedió. Ya durante la actual gestión se dijo que la tunelera iba a llegar en marzo, pero recién ahora hizo su arribo.
Según explicaron en la Ciudad, las primeras mejoras contra las inundaciones deberían notarse en 2011, cuando esté listo el túnel corto.
AL MISMO TIEMPO QUE SACA LA TIERRA, VA ARMANDO LAS PAREDES DEL TUNEL
Una máquina que excava 20 metros por día
La prueba que se realizó en febrero en Lovat, la empresa canadiense que fabrica las tuneleras, fue similar a lo que sucederá pronto bajo suelo porteño. La cabeza de 8 metros de diámetro giró como un tornillo gigante y escupió la espuma que se mezcla con la tierra para facilitar la excavación. Detrás, el cuerpo de 100 metros de largo, armó un anillo de hormigón de lo que aquí será la pared del canal aliviador del Maldonado.
Es que mediante un complejo sistema, la máquina cava la tierra, la retira hacia atrás -donde tiene montado un tren- y en simultáneo coloca enormes anillos de hormigón llamados dovelas, que desde hace dos meses se fabrican junto al obrador de Costanera Norte.
Todo sucede bajo tierra y arriba ni siquiera hay vibración. Además todo se monitorea en tiempo real desde afuera para evitar asentamientos en la tierra. De ahí uno de los grandes beneficios de trabajar con este tipo de máquinas: no requiere cortes de calle ni ningún tipo de obra en la superficie.
Una vez que esté armada sólo comenzará a trabajar la cabeza y la máquina completa recién estará ensamblada cuando el túnel tenga 100 metros de extensión. Funcionará de lunes a sábado las 24 horas (el domingo se lo utiliza para tareas de mantenimiento) y con un promedio de entre 15 y 20 metros de excavación por día.
PUNTO DE VISTA
De las pocas que siguen en marcha
Por: Germán Cervetto
Después de cuatro años desde el primer anuncio y a lo largo de tres administraciones, finalmente la tunelera es "de carne y hueso". Ayer se la vio por las calles de la Ciudad -en rigor por los horarios y para evitar el tránsito pico hubo pocos vecinos como testigos- en su periplo desde el Puerto hasta Punta Carrasco, donde comenzará a excavar. Se trata de tecnología de punta cuyo uso permitió, por ejemplo, en Madrid, extender en más de 90 kilómetros la red de subtes. Lo interesante es que los trabajos pueden hacerse sin que se note desde la superficie: no hay cortes de calles ni enormes pozos a cielo abierto. En épocas de vacas flacas, se trata de una de las pocas grandes obras que la Ciudad puede mantener en pie.
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