EN VARIAS localidades del sudoeste bonaerense, la presencia de arsénico en el agua que consume la población ha sido un profundo motivo de inquietud, tanto para los propios vecinos como para las autoridades locales, que han hecho diversas gestiones ante los organismos correspondientes, en procura de soluciones que pongan la salud del usuario bajo el debido marco de protección.
UNA RECIENTE crónica proveniente de Carhué consignó que se lograron ciertos avances en los índices de flúor y arsénico, aunque todavía se encuentran cerca de los límites consignados en el Código Alimentario Nacional. Fuentes consultadas aseguraron que el funcionamiento de la planta potabilizadora es correcto, por lo cual cabe atribuir el fenómeno a la profunda sequía que viene soportando una amplia región y a un alto consumo de agua potable. De todas maneras, existe el lógico propósito de conseguir que disminuyan los niveles de estos días. Mientras tanto, se asegura que la situación no implica riesgos para la salud de los habitantes de la ciudad cabecera del partido de Adolfo Alsina.
CABE recordar que, en los últimos años, otras poblaciones de la zona se vieron enfrentadas al mismo problema, que todavía subsiste, por cuanto no se han encontrado aún las correcciones necesarias a través de determinadas obras en la infraestructura del servicio. La presencia del arsénico, sobre todo, es habitual en varias provincias argentinas, motivo de honda preocupación, atento a que eventualmente podría ocasionar cáncer de piel. La región más afectada por la presencia de dicho elemento en las napas freáticas está constituida por más de un millón de kilómetros cuadrados de la llanura chaco-pampeana, donde quedaron depositadas las cenizas volcánicas con el agente contaminante, durante la formación de la cordillera andina, según han explicado los especialistas. De ahí que poblaciones rurales de Buenos Aires, La Pampa, Córdoba y Santa Fe, entre otras, se cuenten entre las más afectadas.
A COMIENZOS de año, científicos de la Universidad Nacional de Córdoba anunciaron que analizan las propiedades de una planta que podría ser útil para combatir la intoxicación con arsénico. Los estudios del carácter antioxidante que tendría la jarilla, una planta natural que crece en áreas cordobesas, llevan como finalidad encontrar una herramienta efectiva contra el hidroarsenicismo crónico regional endémico (Hacre), también llamada "enfermedad de Bell Ville".
UNO DE los investigadores (del estudio participan expertos de diversas ramas) señaló que las plantas son fuentes de antioxidantes y que en la Argentina existen 602 especies nativas medicinales con potencial curativo, circunstancia que respalda la base de los estudios. Para los cuatro millones de habitantes de la Argentina que se hallan expuestos a contraer aquella enfermedad (en Latinoamérica son 14 millones, aproximadamente), el referido anuncio implica una esperanza a la cual habrá que seguir con optimismo, aunque también con prudencia, por lo que podría significar para combatir exitosamente un mal diseminado por una amplia porción del territorio nacional.
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