Ante los graves problemas operativos que existen en el puerto local ayer cobró fuerza la hipótesis de que la estación marítima local se vea obligada a implementar medidas para restringir el acceso de buques hasta tanto se realicen tareas de dragado que permitan que cierto tipo de embarcaciones, sobre todo las de mayor eslora, puedan maniobrar sin correr riesgos de quedar encalladas o sufrir otro tipo de incidentes aún más graves.
La posibilidad de adoptar este tipo de decisiones -sin llegar todavía al extremo de tener que cerrar el puerto- fue mencionada durante una reunión que se realizó ayer en la sede del consorcio de administración de la estación marítima, de la que participaron su presidente, Eduardo Pezzati; representantes de varias cámaras pesqueras; José Pérez de la Sierra, del área de Vías Navegables y los prácticos dedicados a dirigir las maniobras de los barcos que operan en el puerto local, quienes aseguran que la situación actual es “muy delicada”.
Según Pezzati, tras el encuentro se acordó que hoy una comitiva viajará a Capital Federal para plantear el tema ante el secretario de Puertos de la Nación, Ricardo Luján, a quien le solicitarán que se le imprima mayor celeridad a la reparación de la draga 259 Mendoza que se averió a poco de llegar a la ciudad, hace apenas dos meses.
No obstante se le pedirá que se evalúe la posibilidad de contratar los servicios de otra draga hasta que la Mendoza sea reparada y esté en condiciones de volver a trabajar, lo que en el mejor de los casos, podría suceder dentro de 20 días.
Para algunos esta sería la solución mas efectiva ya que desconfían de la eficacia de la tarea que pueda ejecutar la Mendoza.
La reunión se realizará luego de que el domingo pasado dos buques pesqueros encallaran mientras ingresaban a al puerto.
El primer incidente ocurrió cerca de las 17 y tuvo como protagonista al potero Taisei Maru, cuyo casco quedó prácticamente fuera del agua al varar sobre un banco de arena. Minutos más tarde corrió la misma suerte el fresquero Leatre, que apenas supera los 30 metros de largo. Ambas embarcaciones lograron "zafar" de sus encalladuras gracias a la crecida del mar.
En las últimas horas tuvo lugar otro incidente, cuando pretendía ingresar al puerto el congelador Ceres, al que no le resultó sencillo maniobrar en medio de un fuerte oleaje por el canal de acceso, que se encuentra seriamente amenazado por la acumulación de arena.
Según le confirmó Pezzati a LA CAPITAL, durante la reunión de ayer se acordó –además de elevarle el planteo a Luján- realizar en lo inmediato una batimetría para determinar con exactitud cuál es la situación en la que se encuentra el canal alternativo y el espejo interior del puerto.
Mediante este estudio se podrá obtener una imagen computarizada del relieve del lecho marino y establecer a ciencia cierta cuál es la magnitud del problema, cuya gravedad a esta altura, es más que evidente.
En este contexto se teme que el temporal que hubo en las últimas horas en la ciudad haya provocado una mayor acumulación de sedimentos y, eventualmente, un derrumbe del banco de arena ubicado junto a la escollera Sur.
Se supo que si la batimetría llegara a arrojar un mal diagnóstico, se podrían tomar medidas para restringir el acceso de las embarcaciones más grandes.
Esto podría significar, en lo inmediato, la imposibilidad de que continúe ingresando el portacontenedores de la empresa Maersk, que es la única compañía que sigue prestando el servicio en la ciudad ya que la otra, Hamburgsüd, dejó de hacerlo porque la embarcación que recorre la zona ya no tiene posibilidades de recalar en Mar del Plata, debido a que sus dimensiones exceden la eslora admitida.
En este contexto está en duda la realización de la Regata del Bicentenario, programada para fines del próximo verano en la ciudad, y a la que fueron invitados unos 14 veleros internacionales similares a la Fragata Libertad.
Todo esto ocurre mientras la draga 259-Mendoza que envió en gobierno nacional para realizar la limpieza del puerto local hace dos meses continúa amarrada a la espera de que se repare su cigüeñal, que se averió cuando la nave apenas había realizado unas pocas pruebas de dragado.
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