“Tiempo atrás teníamos una seca fuerte cada tres o cuatro años. Pero debido al cambio climático, ahora todos los veranos tenemos seca y es un problema que vino para quedarse”, alertó el dirigente agrario Eugenio Kasalaba.
Sin ir más lejos, en los últimos tres veranos los productores perdieron alrededor del 80 por ciento de la producción de verduras.
Por ello, los colonos vienen insistiendo en la necesidad de optimizar la captación de agua para los meses de mayor necesidad, para lo que requieren de capacitación y recursos. En ese sentido, un grupo de colonos que integran la feria franca local recientemente fueron beneficiados con tanques de agua provistos a partir de un subsidio del Gobierno de la provincia.
De todas formas, reconocieron que se trata sólo de un paliativo, ya que el principal problema radica en la escasez cada vez más pronunciada del vital líquido.
“El origen de la falta de agua en nuestra zona está en la deforestación indiscriminada del monte nativo, lo que sumado a la reforestación con especies implantadas, genera falta de absorción y nivel de humedad en el suelo”, explicó Kasalaba.
En ese sentido, el departamento de Oberá, otrora Capital del Monte, cuenta actualmente sólo con el 15 por ciento de sus bosques originales, según datos oficiales que surgieron a partir del trabajo de un equipo técnico del municipio.
Tampoco se respetan las márgenes de los arroyos, una cuestión imprescindible para el mantenimiento de los cauces.
Al respecto, el dirigente puntualizó que “se debe apuntalar la concientización de todos los sectores, también del colono, que a veces tiene prácticas que son nocivas”.
Detalló además que en el marco de la creación del Centro de Comercialización, técnicos de diferentes organismos se hallan capacitando a los colonos en el manejo del agua, elemento primordial en la cadena productiva.
En ese sentido, indicó que “la última alternativa que se maneja son los pozos perforados, no sólo por el alto costo, sino también porque vemos que muchas veces afectan a las vertientes del lugar y terminan generando más perjuicios que beneficios”.
Con relación al panorama actual, Kasalaba explicó que las últimas y abundantes lluvias significaron un respiro para los cauces de la zona. “Ya se están recomponiendo los arroyos y las vertientes. Por lo que si tenemos un invierno con agua, como parece que será, creo que tendremos una primavera con producción”, especuló.
“Lo peor que trajo este cambio del clima es el abuso de agroquímicos”
LEANDRO N. ALEM. A solo unos 10 kilómetros del centro de esta ciudad en el acceso a Picada León vive César Néstor junto a su familia desde que nació, hace medio siglo. A partir que vio la vida recuerda que sus padres plantaban yerba, té y todos los productos tradicionales que marcan la historia de las chacras misioneras, pero el tiempo fue pasando y el cambio sustancial de las lluvias, el frío y las heladas hicieron que tuviera que ir buscando nuevas alternativas para no quedarse “pegado” al pasado.
“Lo peor que trajo este cambio del clima es el uso y abuso de agroquímicos para garantizar de alguna manera la producción” dijo el colono y explicó que debido a que “en las chacras ya no se puede tener un panorama de lluvias y heladas, todos apuntan a usar los herbicidas que por lo menos le garantizan un crecimiento rápido y casi seguro de las plantaciones” comentó Néstor, y añadió que lamenta esta actitud porque “están contaminando todas las tierras y aguas”, sostiene.
Desde hace más de una década decidió abandonar la plantación de tabaco porque “me estaba matando” advirtió. Actualmente es uno de los pocos productores de frutillas y pasto Guinea para fabricar las escobas que él mismo con su esposa confeccionan.
Los males por la falta de agua
Para César Néstor, “la falta de agua es lo terrible de toda esta realidad de cambio de climas en Misiones” comentó. Añadió que en su chacra “este año por primera vez en la historia se secó una vertiente, que ni en las peores secas que recuerdo de las épocas de mis padres había ocurrido”.
Para la plantación de unas 7000 plantas de frutilla, tarea que anualmente se realiza en marzo, tuvo que comprar un promedio de dos tanques cisternas de 10 mil litros de agua cada uno por semana “para no perder la época de plantación” explicó.
Y agregó “es increíble pero ningún riego puede suplantar el agua de lluvia, cuando llueve la planta crece y se desarrolla de una manera mucho más vertiginosa y pareja que con riego artificial”.
La ganadería también lo siente
Los bruscos contrastes en el comportamiento climático no sólo dan que hablar sino que despistan a los más entrenados trabajadores de la tierra.
Martín Felten, en Colonia Alicia Baja relató: “¿Cómo quedamos con la sequía? los potreros secos, sin pasto, las aguadas sin el vital elemento. Tuvimos que malvender algunos animales porque no teníamos alimento para ellos. Y encima, como había sobreoferta nadie quería comprar, terminamos rematándolos”.
“En cuanto a los cultivos, también se perdió todo: el maíz se quedó sin riego antes de llegar a espigar. Hemos trabajado inútilmente”, agregó.
En la vasta colonia de Ruiz de Montoya el panorama no fue mejor. José Bernardi tiene toda su vida familiar dedicada a la cría de ganado y producción de forrajes. “Fue y sigue siendo complicado el tema pasturas, no pudimos guardar, cortamos el maíz sin espigas, pudimos estockear algo de pasto y caña en pozos acondicionados con agua y sal y recubiertos de plástico”, comentó.
“Los reservorios se secaron pero por suerte en el fondo del potrero contamos con una vertiente que no secó. Los animales bajaron su peso, tuvimos que desprendernos y vender a gente que cuenta con silos y tiene capacidad de engorde rápido, pero son los menos”, indicó.
Dispone de 45 hectáreas de campo sobre la ruta provincial 223. Pero -como todos los agricultores misioneros- piensa en voz alta “hay que pasarla como sea, nadie te ayuda ni te tiene lástima. Son caros los insumos, cuesta mantener todo, y no somos inversores grandes. Nos mantenemos”.
Números que alarman
En el último siglo se perdió el 70 por ciento de los bosques nativos argentinos.
En la actualidad se deforestan 30 hectáreas por hora (30 manzanas), 720 hectáreas por día y más de 250.000 hectáreas por año, sobre todo debido al boom sojero.
Misiones, actualmente con alrededor de 1.400.000 hectáreas de bosques, perdió el 5% de la superficie en sólo cuatro años (1998-2002).
Misiones posee el 45% de sus bosques originales, mientras que el departamento Oberá el 30%, y el municipio de Oberá sólo el 15%. |
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