Tras la derrota política que había sufrido el 28 de junio a manos de Carlos Reutemann, el gobernador de Santa Fe Hermes Binner se topó con un traspié económico que puso al borde del fracaso la licitación del proyecto de infraestructura más importante de la provincia.
Al abrir los sobres con las ofertas para la construcción de los "grandes acueductos santafesinos", los funcionarios provinciales comprobaron que las propuestas en juego superaron entre un 80% y 95% el presupuesto oficial.
La amplia diferencia con los valores oficiales llevaría a la provincia a tener que dar de baja la licitación y convocar a un nuevo llamado para ver si se pueden bajar los precios.
La provincia había fijado un presupuesto inicial de $ 992,8 millones, que con los ajustes y las ampliaciones permitidas se podía elevar hasta $ 1.400 millones.
Frente a esos números, la oferta de la local Cartellone y la brasileña Andrade Gutierrez fue de $ 1.944 millones. En tanto, la otra oferta -del consorcio Esuco, Odebrecht, Roggio, Supercemento y OAS- se ubicó en $ 1.788 millones. Un tercera propuesta, liderada por Electroingeniería, JCR y Obring, quedó sin abrir hasta que la provincia se expida sobre los recursos administrativos que realizó este grupo.
La obra en juego consiste en la construcción de tres acueductos troncales para abastecer de agua potable a casi 1,5 millones de habitantes del interior de la provincia.
La licitación había disparado una marcada disputa entre las principales constructoras domésticas. De un lado, quedó Esuco (del titular de la Cámara Argentina de la Construcción, Enrique Wagner), Roggio y Supercemento, que buscaron financiamiento del BNDS de Brasil. Y, del otro lado, la UTE liderada por Electroingeniería, que llevó financiación de bancos locales.
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