En una entrevista publicada por La Gaceta de Tucumán, Neil Ward, doctor en Química y profesor de la Universidad de Surrey, en Inglaterra, que hace años se encuentra estudiando la calidad de las aguas de los ríos que atraviesan el territorio argentino, hizo mención a la presencia del arsénico en el agua y consideró que La Pampa es una de las provincias más afectadas por esta situación. “No soy el científico europeo que viene a la Argentina para llevarse los datos. Como investigador, como docente, estoy interesado en investigar la calidad de las aguas, en hacer una devolución de esos datos y en interesar a las escuelas para que desarrollen programas de educación ambiental”, advierte Neil Ward, nacido en Nueva Zelanda, De paso por Tucumán, donde tomó muestras en las zonas del Este, cuyos suelos registran existencia de arsénico, Ward recordó que comenzó a investigar los problemas ambientales de la Argentina cuando vio similitudes entre los ríos más importantes de la cuenca del Río Negro y los de la zona de chacras de su Nueva Zelanda de la niñez. “Hice varios estudios, y concluí que en todos los municipios había un problema combinado de desechos agrícolas, de la industria local y de los efluentes urbanos, que no se tratan para nada y se tiran al río.
El Instituto Balseiro de Bariloche había estudiado la traza de mercurio que dejaba una industria, Indupa. Lo reproduje, y vi que el mercurio no era el más importante de los problemas, que el mayor problema era la falta de conciencia ambiental de la gente. Por ejemplo, detecté que hay hidrocarburos en el agua. Pero entran muchos más hidrocarburos al río a través de lo que sale de las estaciones de servicio de los pueblos que por lo que arrojan las petroleras. Me interesaba proveer datos a los agentes locales y establecer quién más estaba haciendo medición de calidad de agua y qué datos había introducido.
Pero más importante era hacer una propuesta de educación a las escuelas para que los chicos entendieran lo que significa el cuidado ambiental, y cómo incorporarlo en la práctica cotidiana. ¿Por qué le interesó esa ‘bajada’ a las escuelas? Porque trato de combinar mis investigaciones con las de investigadores más jóvenes y extenderlas a las escuelas. Una ONG inglesa aportó fondos para proveer a las escuelas de insumos, para que puedan monitorear en forma permanente la calidad de las aguas a lo largo de toda la cuenca del Río Negro. ¿Es muy caro limpiar un río? Sí, lo es, porque el problema con la contaminación no es sólo que se diluye y dispersa en el agua, sino que se acumula en el ecosistema, en los sedimentos, en los animales, en las plantas. En un sistema que está en movimiento, lo que tirás ahora en un río se transforma mañana en el problema del vecino “En La Pampa hay arsénico y un problema adicional de flúor” En la entrevista reproducida por el medio tucumano, el doctor en Química de origen neocelandés, nombra expresamente a nuestra provincia en dos oportunidades y la vincula directamente al arsénico.
Cuando se le preguntó por qué se había interesado en investigar el arsénico, respondió: “Los chacareros rionegrinos usan agua del Río Negro e inundan sus chacras como forma de irrigación. En los años 60, ellos, como muchos agricultores en el resto del mundo, usaron arsénico como herbicida. Estábamos interesados en ver si en el suelo de las chacras había residuos de ese arsénico usado como herbicida. Yo ya había hecho ese estudio en Nueva Zelanda. La pregunta, siempre, es si hay un riesgo potencial para la salud humana. Algunas familias que tienen chacras en Río Negro poseen también vides en San Juan, donde hay boro. Los investigadores, allí, estaban advertidos de que había un problema de arsénico, que en todo el país se debe a la acción volcánica, aunque también lo liberan las minas de oro de la zona. Nosotros hemos desarrollado una tecnología que nos permite medir no sólo el arsénico total sino la toxicidad potencial del arsénico en el momento en que se toma a la muestra. La tecnología es un pequeñísimo kit que permite que las muestras de agua pasen por una serie de dispositivos, y se separan in situ las especies de arsénico que tienen distinta toxicidad. Un problema con el arsénico es que muta de una forma a otra hasta llegar al laboratorio, de modo que la separación en el momento mismo de la extracción es fundamental. Así como podemos medir las especies de arsénico, se pueden medir en forma simultánea otros 40 elementos. Pero no sólo estamos interesados en el arsénico, sino en el efecto potencial del cóctel de elementos.
En La Pampa hay arsénico, y hay un problema adicional de flúor, en San Juan, de boro. En algunos casos, podría haber químicos en el agua que podrían proteger de la acción tóxica del arsénico”. ¿Qué porcentaje de arsénico es considerado letal? Según los nuevos parámetros de la Organización Mundial de la Salud, hay datos que preocupan en India, en Bangladesh, entre otras partes del mundo. Se estableció el límite de diez partes por billón de arsénico en agua. Los pozos, por ejemplo de La Pampa, tienen mil veces el límite permitido por la OMS. Hemos medido valores muchos más altos que en Bangladesh. Sin embargo, en Bangladesh hay mucho menos cantidad de arsénico en agua, y hay más complicaciones de salud. ¿Cuál es su hipótesis? Estamos coleccionando cabello humano, uñas y orina, porque estamos monitoreando en Argentina también los niveles de arsénico en la gente, y no sólo en el ambiente. Necesitamos entender si ese alto contenido de arsénico realmente permanece en el organismo de las personas, en sus uñas, en sus cabellos. En los próximos dos o tres años vamos a ver si esto se asocia con los problemas de salud de la zona. Por lo tanto, urge trabajar con toxicólogos, con epidemiólogos, con médicos. Lo que no se ve en Argentina, en general, son efectos en la salud de la gente. Lo importante es no entrar en pánico y entender el problema. En nuestras investigaciones no sólo se encuentra arsénico, sino que es la química del agua lo que está en estudio. Estamos empezando a entender por qué, a pesar de haber arsénico en el agua, las consecuencias no serían las mismas para todas las personas, y es probable que tenga mucho que ver con la dieta.
La OMS establece 0,01 mg por litro
En el caso particular del arsénico, el Código Alimentario Argentino establece que la concentración de este tóxico en el agua de bebida (agua potable) debe estar por debajo de los 50 microgramos por litro o de 0.050 miligramos por litro (0.050 mg/l); siendo ambas cantidades equivalentes, ya que expresan la misma concentración pero usando distintas unidades de medición. En el 2012 esa cifra deberá ser reducica a 0,01 mg/l de acuerdo a la Ley Nº 18284 y de 1,5 ó 1,7 mg/l en el caso del flúor, según la región. El origen del arsénico es natural, producto de procesos geológicos. “Hay que dejar en claro”, según la doctora Ana Acosta, de la Sociedad Argentina de Dermatología, que “el arsénico en el agua de consumo doméstico no es producto de la contaminación industrial, sino que es un químico que se encuentra en algunos suelos y que se filtra por las napas del agua de pozo”. De hecho, Argentina es uno de los países con mayor población expuesta: una investigación publicada en 2006 por la Secretaría de Medioambiente de la Nación identificó áreas arsenicales en, por lo menos, 16 provincias. Una investigación realizada por la red internacional Iberoarsen señala que “entre los contaminantes químicos presentes en aguas de consumo humano, el arsénico es relevante debido a los problemas de salud relacionados con su ingesta”. De hecho, la intoxicación por el consumo de aguas contaminadas con arsénico produce el hidroarsenismo crónico regional endémico. Para Acosta, “a nivel de la piel, la consecuencia más grave es la aparición de tumores: las personas expuestas al arsénico tienen alrededor de 40 tumores”. El consumo de agua con arsénico durante un período largo, conduce al envenenamiento denominado ARSENICISMO. Este puede ser agudo, sub-agudo o crónico; en este último caso, por consumo prolongado de agua contaminada con valores altos de arsénico, generalmente por un período entre 5 a 20 años, manifestándose los efectos sobre la salud en forma tardía, ocasionando lesiones de piel, cáncer de piel, cáncer de vejiga, riñón y pulmón, entre otros órganos, así como enfermedades vasculares y trastornos endócrinos (páncreas, tiroides), tensión arterial alta y desórdenes reproductivos y teratogénicos. La contaminación arsenical natural es un tema de inquietud en muchos países del mundo, incluyendo la Argentina, Bangladesh, Chile, China, la India, México, Tailandia y EEUU. Debido a la manifestación tardía, la divulgación escasa y los bajos niveles de conocimiento de algunas comunidades sobre los problemas de salud adversos causados por el arsénico en agua potable, la situación aún está confusa y no bien documentada, destaca el organismo internacional. Consecuentemente, no hay estimación confiable del grado del problema en todo el mundo. La medida preventiva más eficaz consiste en bajar la concentración de arsénico en el agua de consumo humano. Nuestro país registra altos niveles de arsénico en aguas subterráneas, localizándose pozos tanto en las provincias del norte como en el sur, de acuerdo al mapeo que se encuentra en permanente revisión, realizado por el Departamento de Salud Ambiental del Ministerio de Salud de la Nación en el Instituto Geográfico Militar, en base a datos suministrados por la ex Obras Sanitarias de la Nación, del año 1942. Se advierte que muy pocas provincias están exentas de sufrir este problema y en algunos casos, la concentración detectada es alarmante como en la Provincia de La Pampa donde es 500 veces superior al límite admitido por el Código Alimentario Nacional. Destacamos que nuestro Código Alimentario Nacional contiene una proporción admisible de arsénico del orden de los 0,01 miligramos por litro, valor que fue adaptado al admitido por la OMS por medio de las resoluciones Nº 68/2007 y 196/2007 de fecha 22 de mayo de 2007 emanadas de la Secretaría de Política, Regulación y Relaciones Sanitarias y de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos respectivamente. Hay provincias que permiten valores superiores Numerosas provincias admiten legalmente valores por encima de lo permitido por el CAA.
En efecto, por ejemplo la Provincia de La Pampa admite por Ley 1027 valores entre 0,15 y 0,18 mg/litro, es decir 15 veces más que el Código Alimentario Nacional. El área con problemas de arsénico en sus acuíferos coincide con la llanura pampeana hasta el norte de Santa Fe y Santiago del Estero, área de mayor producción ganadera y mayor concentración de población. Los relevamientos han precisado la existencia de acuíferos con contenidos de arsénico superiores a 0,05 miligramos por litro de agua, cifra que excede el límite establecido para agua de bebida humana por el Código Alimentario Argentino, llegando a ser esta superación en determinadas situaciones sumamente grande.
Así, pueden mencionarse situaciones en el norte de la Provincia de La Pampa, con más de 5 miligramos/litro el sudeste de la Provincia de Córdoba, con más de 3 miligramos/litro la llanura oriental de la Provincia de Tucumán, con más de 1,6 miligramos/litro, y otras áreas con valores altos en las Provincias de Santiago del Estero, Chaco, Salta, Santa Fe y Buenos Aires. Alrededor de 1.000.000 km2 de la llanura chaco-pampeana pueden albergar áreas con contenido de arsénico potencialmente elevados. El origen de la alta ocurrencia de arsénico se encuentra en los sedimentos que constituyen el sustrato de los suelos de la llanura, los que contienen una proporción importante de vidrios de origen volcánico que fueron transportados por los vientos hasta la llanura, siendo tales materiales los responsables del aporte al agua subterránea de arsénico y otros elementos tales como selenio, vanadio, uranio, boro y molibdeno. La Pampa: mediante la Ley Nº 1027 nuestra provincia establece los límites del flúor de 1,2 mg/l a 1,8 mg/l; en tanto que respecto del arsénico se admite de 0,15 mg por litro a 0,18 mg por litro. El primero de los componentes según la Organización Mundial de la Salud se encuentra escasamente en nuestro país, en las aguas superficiales, pero en abundancia en las aguas subterráneas. |
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