A partir de ayer, parte del agua que sale del grifo de los hogares de la región metropolitana de Barcelona proviene del mar. La desalinizadora de El Prat de Llobregat (Baix Llobregat) se estrenó a medio gas, sobre todo porque la actual situación hidrológica es holgada. Detrás de la protocolaria inauguración de la planta quedan dos años de obras, de los que más de la mitad se vivieron con angustia por la grave sequía del 2008. Por eso, en el acto de ayer se respiraba alivio, satisfacción y cierta ufanía por parte de las autoridades.
Las palabras del president, José Montilla, recordaban alguna de las frases más famosas de la historia de la cinematografía. «La región metropolitana no volverá a sufrir una situación crítica por un episodio de sequía», vaticinó. Los 4,5 millones de habitantes de Barcelona y las ocho comarcas colindantes ven cómo, con este equipamiento, «se aleja, de verdad, la amenaza de las restricciones», recalcó Montilla.
UN BALTASAR «MUY FELIZ» / El máximo representante del Govern cerró una retahíla de discursos institucionales que había abierto el conseller de Medi Ambient i Habitatge, Francesc Baltasar. «Voy a saltarme el protocolo para decir que hoy soy muy feliz y muchos entenderán por qué», confesó. Y a continuación destacó que la desalinizadora aportará más agua y de mejor calidad, un argumento que se repitió varias veces durante el acto.
La planta ubicada en la desembocadura del Llobregat puede producir 180.000 metros cúbicos de agua al día o, lo que es lo mismo, 180 millones de litros. Pero esta mareante cifra únicamente será una realidad si las instalaciones funcionan a pleno rendimiento, algo reservado para la peor de las posibilidades. Actualmente va al 20% de su capacidad. Solo se activará toda la maquinaria de captaciones, filtros y ósmosis cuando los pantanos se hallen al 60%. A finales de marzo del 2008, en la peor sequía de los últimos 68 años, los embalses del Ter-Llobregat bajaron hasta un angustiante 20,5% que dejó el área metropolitana de Barcelona a las puertas de las restricciones en el consumo doméstico.
MEJOR GUSTO / Además de José Montilla y Francesc Baltasar, una reducida comitiva acompañó a la ministra de Medio Ambiente y Medio Rural, Elena Espinosa, al recorrido por la desa-linizadora. Los alcaldes de Barcelona, Jordi Hereu (también presidente de la mancomunidad de municipios del área metropolitana), y El Prat, Lluís Tejedor; el vicepresident Josep Lluís Carod-Rovira; y representantes de la Comisión Europea, del Parlament y de la oposición, entre otros, visitaron las naves donde se trata el agua del mar antes de incorporarla a la red de suministro.
Espinosa, Montilla y Baltasar escenificaron la efectiva puesta en marcha de la planta. Tras más de un mes de pruebas, el engranaje ya está más que listo. Como si de una cata de vino se tratase, los tres representantes políticos bebieron el agua resultante. Hasta a alguno de ellos se le intuyó un tímido gesto de acercar el vaso al de al lado para brindar. Saborearon el preciado líquido y continuaron. Medi Ambient sostiene que el arranque de la desalinizadora permitirá ahorrar entre 35 y 45 euros a los usuarios. Uno de los motivos es, precisamente, que su buen gusto hará que los ciudadanos no compren tanta agua embotellada.
UN PRODUCTO CARO / Otra de las razones por las que se beneficiará el bolsillo de los residentes de la demarcación barcelonesa es la disminución en volumen de reparaciones de los electrodomésticos. La Generalitat defiende que, como el agua desalada es de mejor calidad, las averías serán menos habituales. Pero aquí no acaba el discurso económico.
Convertir un metro cúbico de agua del Mediterráneo en agua para el consumo humano tiene un coste aproximado de 0,5 euros. En cambio, traerla del caudal del Ter vale 0,3 euros, según el ingeniero de la Agència Catalana de l’Aigua José Luis Jurado. No obstante, el presidente de una de las comunidades de regantes de ese río, Narcís Illa, asegura que el metro cúbico transportado desde Girona es mucho más económico, con lo que las instalaciones no se usarán a pleno rendimiento hasta que no sea estrictamente necesario.
CONDUCTA EJEMPLAR / Además, Medi Ambient ha reconocido que el coste del agua (electrodomésticos y botellas de agua aparte) notará el estreno de la nueva planta. En unos meses, que todavía no se han concretado, la factura se incrementará. Pero ese no fue un tema del que se hablase ayer y sí, en cambio, de la responsabilidad de los ciudadanos que, «de forma ejemplar», recordó el president, han ahorrado hasta alcanzar un consumo de 108 litros al día.
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