La solución a ese problema llegaría con la habilitación del Acueducto del Norte, porque los pozos de la red que abastece a la ciudad “trabajarán” mucho menos y disminuirán los índices tanto de arsénico como de flúor. Que el agua de La Pampa contiene niveles elevados de arsénico no es novedad. Pero la reciente difusión de un estudio técnico realizado por el doctor en química Neil Ward, un neocelandés residente en Inglaterra, publicada por el diario La Gaceta de Tucumán y transcripto el pasado lunes por LA REFORMA. volvió a sacar a la luz un tema de significativa importancia en tanto está estrictamente relacionado nada menos que con la salud de la población.
En ese estudio, La Pampa es citada como uno de los casos más llamativos por el alto contenido de arsénico en el agua, nada menos que “mil veces el límite permitido por la Organización Mundial de la Salud” según las expresiones del especialista.
Ante una consulta efectuada ayer por este diario, en Corpico no dudaron en otorgar veracidad a los datos difundidos, si bien señalaron que los niveles de arsénico que presenta el agua que consumen los piquenses -que es permanentemente controlada- está dentro de los lìmites que establecen las normas vigentes, si bien estos no son los mismos en todo el mundo por razones vinculadas con condiciones naturales y geológicas, entre otras.
Los voceros ante el cronista fueron el presidente del Consejo de Administración, Miguel Langé, y el gerente del área de Agua Potable y Saneamiento Urbano, Juan Carlos Mecca, quienes coincidieron en que “el tema tiene dos aristas para analizar, por un lado desde lo legal y por otro desde lo que podríamos considerar índices ideales”. “Que los valores de arsénicos son altos es cierto, esa es la realidad”, admitió Langé.
El dirigente recordó que “el convenio de concesión que Corpico firmó con la Municipalidad de General Pico establece un tope (de arsénico) de entre 0,15 y 0,18 mg por litro, y eso se está cumpliendo”, y señaló que “lo que ocurre es que la legislación se ha ido adecuando a las distintas realidades; hay lugares en los que por cuestiones naturales y geológicas el agua tiene diferentes características, entonces se han ido adaptando las normas supongo que para evitar conflictos legales ya que en algunos casos sería inviable potabilizar totalmente o lograr valores muy bajos de arsénico y flúor”, estimó. Para ser más gráfico, reflotó el dato estadístico según el cual “en la Argentina hay cuatro millones de personas tomando agua con niveles de arsénico por encima del que establece como lìmite la OMS, que es 0,01 mg por litro, o sea diez veces menos de lo que fija la ley provincial”.
Con respecto a las condiciones del agua de esta zona de la provincia, Juan Carlos Mecca recordó una premisa casi elemental. “Obviamente, a mayor cantidad de agua la concentración (de arsénico y fúor) va a ser menor, por lo que en esta época la sequía existente no está colaborando precisamente con la calidad del agua. Además tiene mucho que ver el consumo; está todo relacionado. Si ahora lloviera 100 mm la concentración bajaría. Pero también hay que tener en cuenta que el acuífero está trabajando permanentemente para abastecer el consumo, lo que hace que sea más difícil bajar los niveles”. |
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