Parece ciencia ficción, pero es realidad. El fondo de mar ya se puede estudiar en tiempo real y por Internet, gracias a un novedoso laboratorio submarino que se acaba de instalar en el mar Mediterráneo.
El Obsea fue construido por la Universidad Politécnica de Cataluña y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC) a unos cinco kilómetros de la costa de Vilanova i la Geltrú, una ciudad a 45 kilómetros de Barcelona. La plataforma mide parámetros como la calidad del agua, la cantidad de CO2 en el mar, las erupciones volcánicas, la temperatura y la cantidad de sal del Mediterráneo. La información servirá, entre otras cosas, para evaluar los efectos del cambio climático, la salud del mar o predecir tsunamis. Y todo en directo.
El laboratorio tiene conexión a Internet mediante fibra óptica, con lo que no necesita baterías que lo mantengan en marcha y transmite datos al instante. Así, los científicos se ahorran las molestias de los actuales instrumentos de investigación oceánica, explica Juanjo Dañobeitia, responsable del proyecto por parte del CSIC. Hasta ahora, la forma más común de estudiar los fondos marinos han sido las boyas, que contienen instrumental. "El problema es que les tenemos que cambiar las baterías e ir a recoger los discos con los datos que graban", dice Dañobeitia.
Después de dos meses de pruebas, la plataforma empieza ahora su auténtica investigación. Cualquier científico podrá entrar en la web de Obsea y utilizar los datos que recoja. Los científicos que lo han puesto en marcha creen en el potencial del conocimiento libre: dejar que los datos fluyan dentro de una comunidad para que esta información genere más conocimiento. Ya es posible entrar en la web de Obsea (www.obsea.es), registrarse como usuario y ver en directo lo que ocurre a 20 metros de profundidad, aunque en el futuro se creará un protocolo para determinar quién puede acceder a los datos, principalmente la comunidad científica.
En el futuro, el laboratorio llegará a los 3.000 metros de profundidad y se conectará con otras plataformas similares distribuidas por el Mediterráneo. "Podríamos llegar a cablear todo el mar", dice Dañobeitia. De esta manera se podría construir una red de centros y controlar todo lo que ocurre en el Mediterráneo.
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