Tal como lo publicó oportunamente Hoy, los usuarios aseguraron que, cuando utilizaban el agua caliente, el vapor que se generaba parecía “nocivo y hacía arder los ojos e irritaba la piel”.
También hablaron sobre “un insoportable olor a cloro” que los obligó a comprar botellas de agua mineral para evitar el líquido que salía de las canillas.
Funcionarios de ABSA reconocieron el problema y explicaron a Hoy que en la planta potabilizadora Donato Gerardi de Punta Lara se habían implementado en los últimos días medidas de contingencia para contrarrestar los posibles efectos del amonio, sustancia estacional presente en el agua cruda que se extrae del Río de la Plata.
Por otro lado, en Ensenada, la ONG Nuevo Ambiente informó que en las próximas horas realizará presentaciones ante el Organismo de Control de Aguas de Buenos Aires (Ocaba) para que verifique la calidad del suministro de agua potable y si los niveles de cloro son los humanamente aceptables.
El agua corriente que se consume en la región no sólo se obtiene del río, sino también del acuífero Puelche, que, según los ambientalistas, se ve amenazado por la construcción de una planta de residuos prevista por el Municipio y el gobierno provincial en la zona de Poblet. |
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