Un proyecto urbanístico surge como una posible alternativa para uno de los tres terrenos a expropiar para la concreción de las lagunas de retardo. Se trata del desarrollado por la familia Bruno, que hace dos años que está transitando los pasillos del Ejecutivo y que ya tiene pulidos algunos detalles, pero aún restan varios más.
Ayer fue presentado oficialmente al Concejo Municipal -aunque algunos ya lo conocían por reuniones de bloque previas- y, en términos generales, dejó una buena impresión.
La intención del privado (que llevó a un amplio grupo de colaboradores legales y desarrolladores urbanos) es entregar sin cargo los terrenos que la Municipalidad necesita para construir parte de las lagunas de retención. Pero esta donación tiene una contraprestación: la Municipalidad tendría que correr el límite del área urbana. ¿Para qué? Para que puedan llevar adelante un loteo de enormes dimensiones. Para esto, el Concejo debe modificar la ordenanza de Código Urbano, que desaconseja habilitar loteos por fuera de la "mancha urbana" aprobada. "Quid pro quo", diría el querible Hannibal Lecter.
"Queremos tanto el saneamiento hidráulico de la zona como así también el crecimiento de la ciudad", señaló José Bruno, uno de los hijos de Ricardo, el dueño de las tierras.
También indicó que el proyecto fue presentado ante el Ejecutivo en noviembre de 2007 y desde ese momento recibieron dos dictámenes favorables desde las áreas técnicas. "Ahora, nos encontramos en un momento de incertidumbre", dijo y por eso piden que se firme un convenio en donde se habilite el comienzo de los trabajos en la polémica concesión, pero a cambio quieren que les garanticen que recuperarán el dinero con la venta de las parcelas.
El proyecto presentado principalmente por el sunchalense Hugo Striker es, en principio, impactante: comprende a unas 250 hectáreas, las cuales se urbanizarán por etapas y tendrá un centro comercial, un sector educativo, otro de salud e, inclusive, una posible cancha de golf de 18 hoyos. La primera de las etapas que podría salir a la venta, se encuentra en el sudoeste de la ciudad, pegado al límite con el barrio Villa Aero Club (ver imagen) y tendría 120 lotes. De acuerdo a lo indicado por los técnicos del Municipio, en este sector sólo está el impedimento del límite urbano.
¿Qué pasa con el resto? Hay mucho para tener en cuenta. Por un lado, hay que ver qué va a pasar con el desvío de la ruta 34, es decir, la llamada "Variante Rafaela", que quedaría incluida dentro del proyecto.
Otro tema a atender, presentado por Germán Gaggiotti, fue que el loteador podría donar todo lo que corresponde a espacios verdes y sumarlo a las tierras a expropiar, aguas arriba, dando un total de 13 ha. más. Esto equivaldría a invertir en las lagunas, aguas abajo.
¿Qué dijeron desde el Ejecutivo? Daniel Ricotti dijo que es cierto y necesario -para solucionar los inconvenientes de no haber hecho las cosas como correspondía en el pasado en el Pizzurno y en el Amancay- hacer obras aguas arriba, pero también se tienen que dar aguas abajo.
En cuanto a la urbanización, no habría inconvenientes, pero se siguen necesitando las mismas hectáreas para evitar las inundaciones.
¿Qué dijeron desde el Concejo? En principio, siguen esperando el cumplimiento de la ley de expropiación. Y quedaron en que el Ejecutivo informe cómo avanza el tema. "El único punto que no es charlable, es que se inunde la gente. Con el resto, se puede", dijo Castellano.
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