Vecinos del barrio Las Lomas de Villa Svea reclamaron por la mala calidad del agua potable, que a simple vista se muestra turbia y con arenilla, además de tener un excesivo gusto a cloro.
Ayer, técnicos de la Cooperativa Eléctrica Limitada de Oberá (Celo) tomaron muestras en el lugar y se comprometieron a analizarlas, sin descartar que el desperfecto se origine en la misma red.
“Yo tengo un bebé de 15 meses y directamente no podemos prepararle una mamadera con agua de la canilla. Ni siquiera podés lavar la ropa porque queda decolorada por tanto cloro que tiene”, manifestó Javier, vecino de Las Lomas.
Ante este panorama, comentó que la mayoría de los vecinos utilizan el agua de red sólo para al aseo personal y de la casa, porque “para tomar y cocinar tenemos que comprar agua envasada”.
“Por suerte podemos pagar 150 pesos por mes de agua envasada, pero no sé cuántas familias pueden hacerlo”, reconoció el vecino.
Pero el problema no se agota en el excesivo gusto a cloro, sino en la presencia de arenilla, lo que hace un agua turbia.
“El agua viene con mucho sedimento y arenilla. Incluso, hace dos meses limpiamos el tanque y tenía casi 15 centímetros de arena en el fondo, demasiado para un tanque de 500 litros”, graficó.
En la víspera, el vecino alertó a la Celo y se hizo presente en el lugar la responsable de la planta de tratamiento, Silvia Pellegrini, quien supervisó la toma de muestras.
“Tomaron agua de mi tanque y de la red y dijeron que a la brevedad harán un análisis. Ahora incluso quieren ver si no es la red que tiene algún desperfecto”, comentó la fuente.
Problema de arrastre
Por otra parte, un centenar de familias de la zona alta de Villa Svea vienen padeciendo la falta de agua potable, una situación que persiste desde el verano pasado y que no condice con las elevadas facturas que abonan por el servicio.
Dicho sector es abastecido por una perforación que pertenece a la Cooperativa Agrícola Limitada de Oberá (Calo), aunque el mantenimiento y distribución es responsabilidad de la Celo.
“Apenas dos o tres veces por semana tenemos agua y la situación es insoportable”, comentó Karina Benítez, madre de tres pequeños.
“Para colmo las boletas vienen altísimas y no se entiende, porque casi nunca tenemos agua y sin embargo pagamos más”, agregó indignada.
Señaló que en su caso, la última factura ascendió a 118 pesos, cuando su consumo promedio venía siendo de 20 pesos por mes.
Según la vecina, la situación actual es incluso peor que durante los meses de verano, cuando la prolongada sequía produjo un alarmante déficit hídrico que afectó a varios sectores de la ciudad.
En ese sentido, consideró que “en el verano faltaba agua, pero por lo menos nos cobraban lo que correspondía. Pero ahora tampoco tenemos un buen servicio y sin embargo pagamos mucho más”.
En tanto, desde la Celo reconocieron que a partir del crecimiento de la red, el pozo en cuestión no brinda el caudal suficiente. Además, cuestionaron la actitud de un vecino que estaría generando mayores trastornos.
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