En una época en que el mundo presta cada vez más atención a las cuestiones relacionadas con el medio ambiente, los efectos del cambio climático comienzan a hacerse sentir en el estado insular de Madagascar.
En la reseca y polvorienta región meridional del país siempre se ha sentido la escasez de agua. En épocas normales, sin embargo, las dos temporadas anuales de lluvias hacen posible que los campesinos planten y recojan dos cosechas por año, generalmente de maíz y batatas, que les alcanzan para mantener a sus familias durante todo el año.
Desde hace dos años, sin embargo, en la región no se producen lluvias. Los ríos, algunos de los cuales son muy caudalosos en épocas normales, están reducidos a hilos de agua, y en toda la región se han perdido las cosechas. La población, y en especial los niños y niñas, han comenzado a sufrir los graves efectos del hambre.
La escasez de lluvia
Una de las agricultoras afectadas es Liatinahie, madre de 10 hijos. Ella y su marido perdieron toda la cosecha de principios de este año, y pronto comenzaron a quedarse sin alimento. Pese a que toda la familia pasaba hambre, la que más sufrió fue la hija más joven.
"Como tenía semillas, planté batatas. Pero debido a la escasez de lluvia, todos los brotes se secaron", explica Liatinahie. "Mi hija comenzó a perder peso, pero no podíamos hacer nada porque no teníamos con qué alimentarla. Sin embargo, cuando continuó bajando de peso la llevé al centro de salud".
Casi todos los agricultores de las tres zonas afectadas de Madagascar meridional han perdido sus cosechas. En los últimos 20 años, el promedio de lluvias de la región ha disminuido de 111 ml. por año a apenas 27,5 ml. En el pasado, las sequías eran excepcionales, ya que se producían una vez cada 10 años, como promedio. Sin embargo, ahora constituyen la norma, con su secuela de desnutrición de los niños y niñas de la región.
Aliviar la crisis
Tianason Sombason Mandanaina, un enfermero que trabaja en un centro de salud rural cerca de Tsihombe, ha tratado a centenares de niños y niñas desnutridos en los últimos meses.
"Alrededor de un 80% de los menores de cinco años de esta zona sufren desnutrición. Un 70% de ellos está afectado por la desnutrición grave aguda, y un 10% por la desnutrición moderada", explica el enfermero.
En colaboración con el Programa Mundial de Alimentos y el Ministerio de Salud de Madagascar, UNICEF se esfuerza por aliviar la crisis. Mediante el empleo de un sistema de alerta temprana con el que colaboran voluntarios de la comunidad que realizan periódicas visitas domiciliarias, ha sido posible prestar servicios a un 80% de los niños y niñas desnutridos de las regiones afectadas por la sequía.
En los puestos sanitarios locales se mide y pesa a los niños y niñas que corren peligro de desnutrición. También se somete a todos los niños a una revisación médica y, en caso necesario, se les suministran alimentos terapéuticos enriquecidos listos para el consumo.
Efectos a largo plazo
Después de seis semanas de tratamiento, la hija de Liatinahie aumentado de peso y tiene más energías. A pesar de ello, pasará otro mes y medio antes de que la niña esté completamente recuperada.
En otros casos, los niños sufren los efectos durante mucho más tiempo.
"Hay consecuencias a largo plazo, que se notan cuando uno estudia a los alumnos preescolares que han sufrido desnutrición. Están constantemente cansados, y cuando comienzan sus estudios primarios tienen problemas para mantenerse a la par de sus compañeros", comenta Mandanaina.
Con el fin de lograr la recuperación de los niños y niñas desnutridos, así como de garantizar que sus hermanos mejor nutridos no consuman sus dosis de alimentos terapéuticos, las familias de los niños desnutridos también reciben arroz, garbanzos y aceite de palma.
Recientemente se produjeron en la región algunas lluvias que aliviaron en cierta medida la situación de la población. Sin embargo, las exiguas cantidades de alimentos de que disponen las familias no serán suficientes para cubrir sus necesidades durante los próximos seis meses, hasta la próxima temporada de lluvias, en caso de que para entonces se produzcan precipitaciones. Debido al cambio climático, la actual crisis causada por la sequía y la desnutrición podría convertirse de ahora en más en la realidad permanente de Madagascar.
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