La cifra de víctimas mortales por el devastador tsunami que azotó anteayer algunos archipiélagos del Pacífico Sur aumentó a por lo menos 150, mientras decenas de personas arrastradas por el mar siguen desaparecidas. En algunos centros turísticos de Samoa se registraron los primeros saqueos, informó la prensa local.
La fuerza del agua arrastró viviendas, negocios y resorts, lo que dejó a miles de personas sin techo ni trabajo en la costa sur de Upolu, la isla principal del país.
En Samoa, antigua colonia alemana, se confirmaron oficialmente 110 muertos, entre ellos cinco turistas australianos, un neozelandés y un niño británico de dos años. La televisión mostró ayer imágenes de padres que buscaban a sus hijos en centros de emergencias, y más de 3000 personas perdieron su vivienda.
El principal hospital en Apia, la capital samoana, se vio colmado de heridos, y los médicos advirtieron que se acabaron las reservas del banco de sangre. El jefe de gobierno, Tuilaepa Sailele Malielegaoi, dijo que el país necesita urgentemente alimentos, agua potable, carpas y lonas de plástico. Ayer llegaron a los aeropuertos de Samoa los primeros aviones con medicamentos y alimentos enviados por organizaciones humanitarias. Se calcula que 32.000 personas necesitan ayuda.
En tanto, en Samoa Americana, las autoridades del Ministerio de Salud advirtieron del riesgo del brote de epidemias, debido a que los canales acuíferos quedaron también dañados por el tsunami.
Los muertos en Samoa Americana ascendieron a 34, y más de 1700 personas quedaron sin techo. Equipos norteamericanos de administración de catástrofes llegaron ayer a la zona devastada por el tsunami para dar asistencia a las víctimas.
En Tonga, donde olas de seis metros entraron tierra adentro cientos de metros, hubo nueve muertos.
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