El poderoso tifón Parma, que había puesto en alerta a toda Filipinas, finalmente cambió ayer de trayectoria y azotó el nordeste del país, aunque los daños e inundaciones fueron mucho menores que lo esperado por las autoridades.
El Parma, el tifón más fuerte en golpear al país desde 2006, tocó tierra en el extremo nordeste de la remota provincia filipina de Cagayan con vientos de 175 kilómetros por hora. La oficina climática nacional indicó que la tormenta volvería al mar.
La tormenta provocó destrozos, con varias viviendas destruidas y árboles arrancados por la velocidad de los vientos, y dejó por lo menos cuatro muertos, según informaron fuentes oficiales. La ciudad más afectada fue Tuguegarao, de 130.000 habitantes, capital de Cagayan, aunque las lluvias no fueron tan fuertes como se temía.
El Parma casi no afectó a Manila y otras zonas densamente pobladas de la costa oeste, donde más de 300 personas murieron en las graves inundaciones provocadas por el tifón Ketsana, hace una semana.
Funcionarios habían temido que el Parma causara nuevas inundaciones en Manila, ya que los embalses y presas alrededor de la capital están llenos y el sistema de alcantarillas se encuentra obstruido por barro y basura debido a las inundaciones. El gobierno había declarado el estado de catástrofe natural, porque temía que el tifón afectara a más de dos millones de personas.
"Nuestra labor de socorro se retrasó porque hemos puesto a nuestras tropas en alerta para posibles operaciones de rescate en caso de inundaciones", dijo el teniente coronel Ernesto Torres, vocero de la agencia nacional de desastres.
La advertencia de tormenta divulgada para la región de la capital fue levantada anoche, pero las autoridades advirtieron que cerca de medio millón de personas están viviendo en refugios después de que sus casas fueron arrasadas por las aguas la semana pasada.
"Aún hay riesgo de lluvias", señaló ayer la presidenta Gloria Macapagal Arroyo. "Pedimos a los evacuados que sigan una noche más en centros de emergencia", agregó.
Por su parte, las autoridades de Taiwan emitieron un alerta para navegantes porque es probable que el Parma entre en sus aguas territoriales del sur en los próximos días. Además, ayer la isla sufrió un temblor de 6,2 grados en la escala de Richter, aunque no ocasionó daños ni dejó víctimas.
Miles bajo los escombros
En tanto, en Indonesia, tres días después del terremoto que devastó la isla de Sumatra, un funcionario de la ONU dijo que entre 3000 y 4000 personas aún siguen atrapadas bajo los escombros. Los socorristas buscaban aún a posibles sobrevivientes.
"Se considera que una persona puede resistir bajo los escombros como máximo cinco días", dijo El Mostafa Benlamlih, coordinador de las ayudas humanitarias de la ONU.
El organismo internacional calcula que el sismo dejó más de 1100 muertos en Indonesia, donde por lo menos 20.000 edificios se hundieron o dañaron en la ciudad de Padang y sus alrededores.
Las catástrofes naturales castigaron la región asiática del Pacífico en los últimos días. Además de los tifones en Filipinas, que también provocaron 125 muertes en Camboya y Vietnam, un tsunami dejó cerca de 200 muertos en los archipiélagos de Samoa, Tonga y Samoa Americana. Y fuertes lluvias causaron la muerte de por lo menos 127 personas en el sur de India. |
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