El 16 de septiembre pasado, la ahora concejala electa del Partido Socialista, Clara García, formuló declaraciones periodísticas señalando que "los gobiernos del PJ siempre le dieron la espalda a Rosario y que "en los últimos quince años no se hicieron obras de cloacas…".
Ya me he dirigido por carta a la contadora García, expresándole mi posición contraria a dichas declaraciones, pero como la concejala electa no realizó ninguna aclaración pública al respecto, considero imprescindible sentar mi posición.
Más allá de disentir en un todo con la afirmación expresada, me conmueve que en la misma nota le haya asignado al actual gobernador Hermes Binner y al intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, la idea originaria para desarrollar un plan para que todo Rosario tenga cloacas en un plazo de diez años.
Es como mínimo temerario e inexacto afirmar que en los últimos 15 años el aglomerado Gran Rosario no ha tenido ningún desarrollo en un tema tan sensible para la población, como son los desagües cloacales. Al crearse Assa en 2006, bajo mi conducción, se retomaron las tareas del staff permanente de los profesionales de la empresa, generando planes directores sobre la base de los desarrollos técnicos de la fallida empresa privada, dando por resultado prioridades de inversión en las 15 ciudades del área prestacional.
Deseo pensar que la falta de información sustenta las afirmaciones en ellas expresadas, ya que durante mi gestión como presidente y director general de Assa, su ámbito prestacional, recibió, y particularmente Rosario, la mayor inversión en saneamiento que se haya realizado en un período tan breve como es el período 2006-2007 (por más de $ 110.000.000).
En realidad, el plan al que hace referencia la contadora García fue propuesto y diseñado durante la gestión que me tuvo como presidente de Aguas Santafesinas en 2006 y 2007. Se trata del Plan Maestro de Agua y Saneamiento (Plan MAS), publicado en un volumen de 320 páginas en agosto de 2007.
Apropiarse de este plan es desconocer que en realidad el mismo se realizó en el marco de múltiples reuniones sostenidas en mi calidad de presidente de Assa y el intendente Lifschitz, durante el período en que ejercí dicho cargo entre 2006 y 2007, a fin de analizar conjuntamente las necesidades en materia de cloacas y obras de saneamiento que los diferentes barrios de Rosario requerían.
El Plan MAS incluso detalla las reuniones mantenidas con funcionarios municipales de entonces, como las efectuadas el 23 de noviembre de 2006 y el 3 de enero y 10 de abril de 2007, siempre con el ingeniero Hugo Orsolini (Obras Públicas) como principal interlocutor de parte de la Intendencia. Habiendo participado además, Alberto Danielle, actual presidente de Assa y Jorge Garibay, actual secretario de la Municipalidad de Rosario.
Desconocer esos ámbitos de consenso que se generaron, también supone ignorar que a partir de estas reuniones se definieron las obras prioritarias y que quien suscribe asumió el compromiso de diligenciar recursos económicos para su realización, ante los organismos nacionales y provinciales pertinentes, obteniendo el compromiso por parte de los mismos antes de finalizar el mandato como presidente de Assa.
Durante mi gestión se avanzó así en la confección de una planificación detallada de obras en las 15 ciudades del área de servicio, que quedó plasmada en el Plan Maestro de Agua y Saneamiento 2006-2018 (Plan MAS), y que es la base de trabajo ineludible para cualquier proyecto que se quiera encarar en Rosario y las restantes ciudades que dependen de Assa. Como sin dudas lo ha sido para los anuncios que Binner y Lifschitz realizaron días atrás.
Por lo tanto, no se puede ignorar lo que se hizo en planificación estratégica en apenas dos años de gestión. Más aún cuando esa acción se dio en medio de las dificultades que planteó la fundación de una nueva empresa como Aguas Santafesinas SA, tanto a nivel legal como organizacional y operativo. Un desafío que la gestión justicialista superó con creces. Al punto de que las inversiones en infraestructura realizadas en Rosario fueron las mayores en los últimos 30 años. Se construyeron nuevos acueductos (Noroeste, 27 de Febrero, Ocampo, Dorrego, Flammarion, etcétera), como no se hacía desde la época de OSN (antes de 1980), lo que permitió mejorar notablemente la capacidad de transporte de agua a las zonas periféricas de la ciudad. Se construyó una nueva unidad de filtración en la planta potabilizadora, después de 10 años sin obras en ese sentido. Particularmente, en lo que se refiere a cloacas se realizaron inversiones en:
Expansión cloacal B Las Delicias (Zona Sur Rosario), cañerías secundarias con punto de vuelco a colectores existentes en servicio.
Expansión cloacal B Lomas de Alberdi (Zona Norte Rosario), cañerías secundarias con punto de vuelco a colectores existentes en servicio.
Colector, estación elevadora e impulsión (Villa Gobernador Gálvez) en servicio permitiendo a obra de expansión de redes secundarias recientemente iniciada en la zona centro de la ciudad.
Red primaria cloacal Rosario oeste Funes: mediante un aporte del Enohsa por más de $50 millones, se licitó la ejecución de colectores, estaciones elevadoras e impulsión que permitirá la expansión de redes secundarias de un amplio sector del oeste de Rosario y la ciudad de Funes. Esta obra se encuentra en ejecución con un avance del 30% y fecha probable de finalización en octubre/noviembre de 2010.
Parte de las expansiones de barrios presentados recientemente en el denominado Plan Participativo y Solidario de Expansiones Cloacales de Rosario no serían posibles de ejecutar, sin la obra primaria mencionada anteriormente con aportes del Ente Nacional de Obras Hídricas y Saneamiento.
Durante la misma gestión se incorporaron decenas de nuevos vehículos operativos y se renovaron máquinas y herramientas; se restituyó la confianza en el personal propio de la empresa para efectuar infinidad de tareas que antes se otorgaban a contratistas privados; los usuarios revalorizaron el rol eficiente del Estado como prestador de un servicio esencial y se mejoraron los niveles de cobranza sin recurrir al corte de servicio, considerando el agua como un derecho humano.
Desdeñar todo esto —y mucho más, que evito detallar por cuestiones de espacio— no es ignorar lo que hizo un gobierno, sino pasar por alto lo que es capaz de efectuar una empresa de servicios públicos en manos del Estado. Es decir, se rebate a un concepto filosófico, más que a un partido político. Mancillar las acciones positivas en materia pública, anteponiendo la política partidaria y aspiraciones personales, constituye un desprecio a la ciudadanía, que reiteradamente le pide al sector político que asuma su rol con responsabilidad y transparencia, con honestidad y acuerdos capaces de sostener de cara al futuro.
Para que esto se impregne en el colectivo social es necesario pasar del discurso a la acción, y hay, sin dudas, quienes tienen más responsabilidad que otros. Los mensajes erróneos o engañosos no son las mejores maneras de alcanzar las transformaciones que todos esperamos.
(*) Ex presidente y director de Assa
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