El temor de un nuevo desbordamiento del río Caldera llevó a las autoridades gubernamentales y municipales de la comunidad turística de Boquete a coordinar un plan de manejo y prevención del cauce valorado en dos millones de dólares, que incluye la canalización y el reforzamiento de las orillas a lo largo de los ocho kilómetros del río.
El 22 de noviembre de 2008 se produjo un desbordamiento del río que ocasionó en esta comunidad chiricana alrededor de cinco millones de dólares en pérdidas, en infraestructura, edificios y los jardines de la tradicional Feria de las Flores y el Café.
“Nosotros estamos preocupados por la comunidad porque hay un inminente riesgo de catástrofe, necesitamos un plan de emergencia y mitigación”, explicó Guadalupe Espinoza, representante de Alto Boquete
Se necesita tomar acciones, añadió, no solo porque al lado del río hay viviendas particulares, sino también oficinas públicas y edificios de servicios como el Ministerio de Salud, el Sistema Nacional de Protección Civil, el Cuerpo de Bomberos, entre otros.
En esta fase inicial de los trabajos se considera como crucial el aporte del hidrólogo holandés Rob van der Weert, una consultoría que comenzó este fin de semana y brinda sin costo la organización holandesa Netherlands Senior Experts.
El especialista, que ayer tuvo reuniones de coordinación con los representantes de corregimiento y realizó una inspección al río Caldera, explicó que cada afluente es diferente, pero como ejemplo de su trabajo se encargó de preparar un estudio del cauce del río Otún en Colombia, que había provocado inundaciones.
Van der Weert, que también ha trabajado en Egipto, Israel y Hong Kong, está recopilando datos de pluviosidad de Etesa, de información geográfica de la Universidad Autónoma de Chiriquí.
La geógrafa Catalina Espinoza explicó que se le está proporcionando al experto la documentación recopilada que demuestra la velocidad y fuerza de la crecida del río.
Están disponibles también las llamadas terrazas de inundación, áreas donde el cauce acostumbra a copar en periodo de lluvias.
Las autoridades contemplan, además, desarrollar un plan de transferencia de riesgo, de manera que se cubran los posibles daños de las familias de menores ingresos.
“Se requiere elaborar un perfil del río, su historia de comportamiento, sus condiciones y determinar sus características geológicas y topográficas”, dijo Van der Weert, quien añadió que se requiere saber dónde levantar muro, mover estructuras y elaborar un plan de manejo del río y medidas de mitigación.
El representante de Bajo Boquete, Marcial Suárez, explicó que se tienen que tomar acciones con base en información científica para evitar cometer errores como en el pasado, cuando se abrió y se canalizó el río y éste ganó velocidad en cierta temporada dejando familias damnificadas y causando destrozos.
“El reto es cómo manejar el río y proteger a la comunidad”, dijo Suárez.
La fuerza del río socavó la base de puentes, carreteras y otras infraestructuras e hizo que se derrumbaran, generando baches donde antes había tierra firme.
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