La energía hidroeléctrica, una de las fuentes energéticas más importantes en el Puerto Rico de los años 50, es la nueva apuesta con la que la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) pretende operar todos sus sistemas y evitar un aumento en la tarifa del agua.
Según el presidente ejecutivo de la AAA, José Ortiz, el funcionamiento a base de energía hidroeléctrica traerá ahorros de $100 millones al año y redundará en que la corporación pública se independice de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE). La AAA es el principal cliente de la AEE con un gasto anual de unos $140 millones.
Actualmente, las 11 unidades de producción hidroeléctrica que operan en la Isla son administradas por la AEE y tienen una capacidad de 67,525 kilovatios. La propuesta de la AAA es hacerse cargo de dichas instalaciones.
“Es un cambio de estrategia y de política pública en cuanto al agua en Puerto Rico. Ahora mismo el sistema está muy partido: la AEE genera energía, la AAA genera agua potable, el Departamento de Agricultura lo usa para riego, y el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales para manejo de inundaciones”, contó Ortiz.
Alegó que ninguna de esas agencias, excepto la suya, tiene la capacidad económica para invertir en la restauración y mantenimiento de los embalses, de manera que pueda aumentarse la producción hidroeléctrica.
“Estamos evaluando qué aspectos legales y económicos tenemos que hacer para obtener las unidades hidroeléctricas. Hay que pasarlas a la AAA. Ninguna entidad tiene más interés en que ese recurso se preserve que nosotros. Mis ingresos salen de esa agua”, reiteró Ortiz.
“Un disparate”
De inmediato, el director ejecutivo de la AEE, Miguel Cordero, calificó la propuesta de la AAA como “un disparate”, toda vez que esa corporación pública “no tiene capacidad” para manejar unidades hidroeléctricas.
“Cada corporación pública debe dedicarse a lo que sabe. Esas plantas hidroeléctricas son las fuentes más económicas de la AEE. Además de generar electricidad, mejoran los reactivos del sistema, es decir, la resistencia que se crea en las líneas de transmisión”, comentó Cordero.
“No le vamos a quitar un beneficio al pueblo para dárselo a la AAA. No podemos pensar en individualidad. Cada corporación pública debe maximizar la eficiencia en su sistema y olvidarse de lo que hacen las otras”, dijo.
Cordero aseguró que la AEE tiene planes de duplicar la generación hidroeléctrica actual. Dijo que se está llevando a cabo un estudio para dotar a las unidades con equipo moderno e identificar lugares para añadir nuevas.
Empero, Ortiz insiste en que la AEE subutiliza las unidades hidroeléctricas, ya que sólo las activa en horas pico. En cambio, la AAA las usaría las 24 horas. El consumo energético anual de la AAA es de 76 megavatios, dijo.
“Produciría mi propia energía, lo que puede sustentar el dragado y mantenimiento de los lagos. Es la energía más barata. Tendría más agua para potabilizar, así como para la agricultura y los sistemas de riego”, manifestó Ortiz.
Alivio temporal
Cuestionado sobre qué beneficio recibirían los clientes, Ortiz indicó que podrían olvidarse de un aumento en la tarifa del agua por cinco o seis años. “Es más, podría darse hasta un reducción en la tarifa”, advirtió el funcionario.
Adelantó que si las 11 unidades hidroeléctricas se vuelven más eficientes en términos de tecnología, podrían producir más energía. De obtener un sobrante, se le vendería a la AEE “para beneficio de sus clientes”. La inversión inicial para la optimización de las unidades es de $50 millones, cantidad que se recuperaría en un año.
Ortiz informó que la propuesta que viabilizaría el intercambio entre la AAA y la AEE estará lista antes que finalice el año fiscal. De no concretarse, sería el tercer intento fallido. Los primeros fueron en 2003 y 2007.
Al presente, la ciudad de Medellín, en Colombia, depende de energía hidroeléctrica. Otros países latinoamericanos como Brasil, Bolivia y Chile han tomado medidas similares para combatir el alto precio del petróleo.
En Puerto Rico, la destilería Bacardi creó un sistema que transforma los desechos de la producción de ron en metano, lo que genera toda la electricidad en la empresa.
A medio pocillo
De las 21 plantas hidroeléctricas que fueron construidas, sólo operan 10
Desde 1907 hasta 1956, fueron construidos en Puerto Rico 20 sistemas hidroeléctricos alimentados con aguas provenientes de varios embalses a través de toda la isla.
Según el texto Inventario de Recursos de Agua de Puerto Rico (2004), la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) y sus antecesoras -Water Resources Authority y la Autoridad de Fuentes Fluviales- erigieron en primer lugar la planta Comerío 1 y concluyeron con la planta Yauco 2.
En 1984, se instaló la unidad del Canal de Patillas.
La capacidad original de las 21 unidades fue de 127,205 kilovatios. Empero, dicha capacidad se redujo a poco más de la mitad en 2004 con apenas 67,525 kilovatios, es decir, el 1% de la energía que la AEE produce o adquiere.
De acuerdo con el texto, la reducción responde a que la AEE descontinuó la operación de unidades generatrices y redujo la capacidad en otras. La acumulación de sedimentos en los embalses donde operaban estas unidades fue la razón principal para cancelar su operación. Cuando aumentó el consumo eléctrico, el Gobierno construyó plantas termoeléctricas, que funcionan con petróleo.
Según la Fundación sobre Agua y Energía, aunque las plantas hidroeléctricas requieren de una inversión inicial elevada en comparación con las termoeléctricas, se ha demostrado que economizan consumo, tienen más vida útil y no están sujetas a los precios del combustible.
Asimismo, como utilizan un recurso producido por la misma naturaleza (agua), no emiten emisiones a la atmósfera que contribuyen al calentamiento global.
Entre las desventajas, se dice que estas unidades requieren de mucho espacio, lo que podría redundar en destrucción y desaparición de hábitats para especies. Incluso, el flujo de los ríos podría verse interrumpido.
Como se alimentan de embalses, es posible que los peces no puedan nadar hasta el mar y la vida acuática decrezca en el área donde está ubicada la planta hidroeléctrica.
La energía hidroeléctrica se empleó por primera vez en una central construida en 1880, en Gran Bretaña.
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