Un estudio publicado por la Universidad Nacional, confirma la presencia de residuos de plomo, cadmio, mercurio y arsénico en los tejidos de las plantas regadas con el agua contaminada del río Bogotá.
Según el estudio las hortalizas que se cultivan en los 90 kilómetros de la cuenca media del río Bogotá están llenas de metales pesados que pueden ser peligrosos para la salud.
Para la Corporación Autónoma Regional (CAR), en la cuenca media se presentan las mayores concentraciones de estos metales, a causa de las descargas de tipo industrial que recibe el río a su paso por Bogotá. En general, los niveles encontrados en aguas, suelos y vegetales de esta zona, superan ampliamente los límites permitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Soacha y Mosquera revelan cifras muy superiores a la normatividad de la Unión Europea.
'Envenenamiento acumulativo'
"El problema con estos metales es que no se degradan. Se acumulan en nuestro cuerpo. Tienen efectos negativos en la salud humana", afirma Andrés Reyes, ingeniero químico del Laboratorio de Salud Pública de Cundinamarca. Diego Miranda, uno de los investigadores, coincide con Reyes y agrega que estos metales producen un "envenenamiento acumulativo."
Las consecuencias para la salud pueden ser múltiples, como lo reveló Óscar Eduardo Osorno, director del Departamento de Química de la Universidad Nacional. Para él, los niveles encontrados son preocupantes.
"El arsénico disminuye la producción de glóbulos rojos y blancos, produce cambios en la piel e irritación de los pulmones. Se considera inductor del cáncer de piel. El plomo puede causar daño en los riñones, en el tracto gastrointestinal, en el sistema reproductor y en las neuronas", afirma Osorno.
Pocas alternativas
Para el profesor Miranda, el problema es que en general los agricultores tienen pocas alternativas disponibles para regar sus cultivos. Por eso destaca la importancia de hacer una nueva investigación para ofrecerle alternativas viables a la comunidad.
"Se requieren decisiones políticas y una participación del Estado para remediar la situación de la calidad del agua", dice. "Mucha gente no está consciente de lo que hace", afirma Reyes y por eso insiste en la necesidad de capacitar a la población. Para él, la gente debe buscar otras alternativas de captación de agua, como agua subterránea de pozos profundos, aunque sea una solución muy costosa, o almacenar aguas lluvias cuando se pueda para reutilizarlas.
Alfonso Torres, de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural del departamento, afirma que se van a estudiar todas las alternativas posibles para mejorar la calidad del agua y desarrollar nuevas plantas de tratamiento de aguas residuales y contaminadas |
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