Los frentistas de la avenida Boulogne Sur Mer recibieron una nueva notificación de la Inspección del Cauce Rama Jarillal en la que se los emplaza a demoler edificaciones y extraer todos los objetos colocados sobre el canal en el término de 60 días corridos. De lo contrario, indica el documento, "se procederá a la remoción, demolición y cualquier otro trabajo necesario para la adecuación del cauce a costa del responsable".
Los vecinos sostienen que han avanzado por razones de seguridad pero que de todos modos se puede limpiar y solicitan la impermeabilización del zanjón para evitar la humedad en sus viviendas.
Las primeras notificaciones se emitieron en 2004 y ahora los emplazamientos se reiteran a unas 260 propiedades ubicadas en Godoy Cruz y Capital. En algunos casos, porque el canal está cubierto o se ha dificultado su acceso, y en otros para evitar que suceda en un futuro.
Cada frentista solamente puede tener un puente vehicular de 3 metros de ancho y otro peatonal de 1,2 metros, mientras deberá dejar libre en ambas márgenes 6 metros a partir del eje (la parte central del canal).
Miriam Seadi, quien vive en Boulogne Sur Mer al 2300, planteó que hace muchos años que los frentistas taparon -en mayor o menor medida- el zanjón y recién ahora les han indicado que no pueden hacerlo. La mujer señaló que como cada tanto hay aberturas, se puede limpiar pero consideró que la solución sería impermeabilizar el cauce ya que la basura se queda trabada en las piedras del fondo y en la vegetación que crece en las paredes.
Además, contó que hay ratas que anidan en huecos en la tierra y también muchas arañas. Por otra parte, la humedad se traslada a las viviendas y, desde que se creó el dique Potrerillos y las aguas son claras (no traen minerales que funcionan como impermeabilizantes naturales), el problema se ha agudizado.
El 63% de esos 260 frentistas que han sido notificados está ocupando el zanjón. El gerente Técnico de la Primera Zona de Riego, Mario Salomón, detalló que de ellos, 27% ha dificultado de tal manera las tareas de mantenimiento que realiza la inspección del cauce, que deberán tomarse medidas para liberar el canal ya que no pueden asegurar la provisión de agua a los regantes.
Es que en algunas propiedades se observan losas de hormigón que cubren el zanjón y sobre ellas jardines, ingresos más amplios e incluso ampliaciones de las casas. En ciertos casos se dejaron pequeños huecos enrejados para que se pueda bajar al cauce pero en otros hay extensos tramos sin acceso. También hay rejas en la línea de la vereda, que bloquean la llegada al zanjón.
Previo al envío de las notificaciones, indicó Salomón, se hizo un estudio de la situación de cada vivienda y en ningún caso cuentan con títulos de propiedad que se extiendan más allá del cauce de riego. Y agregó que en 2005 se tuvo que demoler un sector que estaba tapado -entre Lamadrid y Pueyrredón- y además se aplicaron multas, ya que algunos vecinos siguieron construyendo a pesar de que fueron notificados. El monto a pagar por estas infracciones puede oscilar entre 15 y 50 mil pesos.
Virginia Gómez, otra vecina, explicó que pusieron un enrejado sobre el zanjón -con una puerta de acceso- y están esperando que crezca hiedra porque en más de una ocasión miró por las ventanas que dan al exterior y se encontró con una persona mirándola desde el canal, ya que hay quienes bajan a buscar algo que pueda recuperarse entre lo que la gente arroja.
Guillermo Díaz Rizzo, administrador del consorcio del edificio Presidente, comentó que han presentado un descargo porque cuando la empresa constructora compró el terreno ya estaba cubierto el cauce y tanto los hierros que soportan el hormigón como los ladrillos de la pared del zanjón son muy antiguos, por lo que consideran que se trata de un derecho adquirido.
Asimismo, planteó que tal vez resulte más conveniente desarrollar el proyecto de trasladar el canal que demoler todas las construcciones.
Esta alternativa, que demandaría una inversión de 11 millones de pesos, contempla que el Jarillal se desvíe y se una con el canal del Oeste en el parque General San Martín, para retomar su trazado de la calle Fader al norte. De esta manera se daría una solución integral a la problemática, porque en la zona más urbanizada el cauce quedaría como un desagüe pluvial y también se evitaría que la gente arroje basura.
Salomón comentó que los mismos frentistas de Boulogne Sur Mer son quienes arrojan los residuos domiciliarios y otros desperdicios al zanjón, ya que en el límite entre Godoy Cruz y Capital han colocado una reja que atrapa todos los elementos que pueda traer el agua.
Sin derecho adquirido
Mario Salomón, gerente Técnico de la Primera Zona de Riego, explicó que la figura del derecho adquirido no se aplica en el caso de la servidumbre de riego, ya que es una porción de terreno afectada "en forma inmemorial" a la traza del cauce, que es de utilidad pública.
También señaló que esta franja -que se calcula según lo establece la resolución 129 del año '52- debe estar libre para poder realizar las tareas de limpieza y mantenimiento así como elaborar planes de contingencia, pero las construcciones sobre el canal dificultan o hasta imposibilitan estos trabajos.
Por eso, se ha emplazado a los frentistas a retirarse hasta los seis metros desde el eje del cauce o de lo contrario Irrigación podrá recurrir a la fuerza pública para despejar las márgenes y se cobrará el monto al propietario. Hasta ahora, 10% de los notificados ha presentado un descargo.
Piden mejoras en la avenida
Los vecinos de Boulogne Sur Mer aseguran que vivir en esa arteria no implica el prestigio que muchos le asocian. Además de la humedad en las viviendas por las filtraciones del canal y la basura que a veces trae, el pavimento está muy deteriorado y el tránsito intenso les impide cruzar la calle o salir de sus garajes en ciertos horarios.
Un grupo de frentistas acudió al municipio para reclamar la reconstrucción de la calzada, que tiene más de 70 años, pero les respondieron que es jurisdicción de Vialidad Provincial, aunque la comuna podría realizar la obra con fondos de la Provincia.
También esperan que se construyan colectores pluviales, ya que desde Roque Sáenz Peña al norte se cubre de agua de un costado a otro de la calle cuando llueve fuerte. También reclaman la colocación de semáforos en algunas intersecciones. porque desde Roque Sáenz Peña a Newbery no hay.
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