El agua para consumo humano que reciben 22 de cada 100 centros educativos del país está contaminada, lo cual pone en riesgo a niños y jóvenes de padecer desde diarreas hasta el virus del cólera.
Así lo evidencia un estudio elaborado por el Laboratorio Nacional de Aguas del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
Falta de cloración del agua por parte de las entidades suministradoras, un mal manejo del líquido en los centros educativos y mecanismos de abastecimiento que incumplen los estándares de calidad son la causa del problema.
Las situaciones más graves se presentan en la región Huetar Norte, en donde el 41% de los centros educativos evaluados carece de agua potable, seguido por la región Chorotega (22%) y la Pacífico Central (20%).
El estudio se realizó entre el 2004 y el 2008, período en el cual se tomaron muestras de agua en 3.500 centros educativos: kinders, escuelas y colegios.
Un 80% de estos centros son públicos y el resto privados.
Costa Rica cuenta con 9.813 centros educativos públicos.
A las muestras se les realizaron determinaciones de cloro residual y coliformes fecales, por medio de la técnica de filtración de membrana.
En total se hicieron más de 6.000 análisis, el promedio de los resultados en los cuatro años analizados arrojó que solo el 78% de los centros educativos cuentan con agua potable.
La cifra está un 5% por debajo del promedio nacional de potabilidad del agua.
Darner Mora, Johanna Méndez y Carlos Felipe Portuguez fueron los científicos encargados de realizar la investigación.
Mora explicó que la presencia de coliformes fecales en el agua hace que esta sea no potable.
Las coliformes fecales son un indicador de un grupo de bacterias de carácter intestinal, cuya presencia en el agua indica un riesgo de transmisión de males infecciosos.
Procesos deficientes. Mora explicó que la mala calidad del agua en las escuelas obedece a la contaminación existente en los tanques de almacenamiento.
“Puede que el agua llegue bien (potable) hasta el hidrómetro, pero después, en su tratamiento, se contamina”, manifestó.
Además, hay mecanismos inadecuados utilizados en las llaves de agua; por ejemplo, le anexan un pedazo de manguera o una bolsa plástica, las cuales albergan microbios y bacterias.
Otro factor que incide es la falta de cloración del agua, precisó.
Por ejemplo, la investigación concluyó que un 87% de las aguas que fueron cloradas, resultaron potables. Por el contrario, la potabilidad de las aguas que no fueron sometidas al proceso de cloración fue de tan solo un 61%.
La cloración es un proceso que se utiliza para eliminar microbios.
El estudio también refleja brechas en la calidad del agua según el suministrador del líquido.
Un 90% del agua proporcionada por AyA a los centros educativos es potable, la cifra baja a 82% cuando el proveedor es un acueducto municipal, y a un 65% en el caso de las Asociaciones Administradoras de Agua y Saneamiento (Asadas).
No obstante, las mayores deficiencias en el suministro de agua se registran cuando los centros educativos utilizan un pozo propio.
En un 52% de los centros educativos que se abastecen de dicha fuente, el agua no es potable.
Ricardo Sancho, presidente del AyA, criticó este tipo de formas de obtener el agua, pues aseguró que carecen de controles de calidad.
Una por una. Carlos Villalobos, director de infraestructura del Ministerio de Educación, aseguró que ya solicitaron una lista de los centros educativos que carecen de agua potable para realizar una inspección.
Las visitas comenzarán en noviembre, y en ellas se evaluarán las condiciones del alcantarillado y los tanques. Además, se solicitará a los suministradores de agua que cloren el líquido.
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