Cada barrio de Sáenz Peña tiene su particularidad. Y el Arce no es una excepción, porque por su ubicación, al Oeste de la ciudad, es la primera imagen para mostrar para quienes transitan por la ruta 16 en sentido Oeste - Este.
Su gente, sus casas, sus calles, tiene algo de especial. No es igual al resto de los barrios. “Acá hay de todos, a veces estamos encerrados, se escuchan tiros, se escucha la sirena del patrullero, y después como que no pasa nadaà. Este barrio, así como es, igual lo queremos mucho”, dice Norberta Quintana, una joven mujer que hace poco tiempo se radicó en ese barrio.
En medio de todo esto, los módulos habitacionales ubicados en el sector Oeste de la ciudad pretenden hacerse lugar entre las trazas urbanas que aporta la obra pública. El barrio Arce aporta un panorama distintivo con otros vecindarios de Sáenz Peña, aunque entre sus necesidades primordiales aparece el resonante reclamo de contar con el abastecimiento de agua potable.
Este sector era considerado por todos los ciudadanos de Sáenz Peña como el más peligroso, debido a la inseguridad que reinaba en las calles del vecindario. Pero los vecinos aseguran que los tiempos cambiaron y confirman que “viven más tranquilos”.
Crudos testimonios
Catalina Espinosa padece una seria enfermedad y necesita con urgencia un transplante de riñón, que la obliga a someterse a procesos de diálisis tres veces por semana y con sesiones de hasta cuatro horas cada una. Convive con dos niñas discapacitadas y aseguró a NORTE que debido al tratamiento médico que recibe “no puede consumir el agua que se extrae desde un caño improvisado en un canal”.
Comentó que “algunos vecinos conectan bombas al caño madre y la presión del agua es muy baja” y aseguró que “todos los días, su hijo, debe bajar al canal, conectar una manguera y comenzar a cargar los bidones y tachos con agua. Tenemos que esperar hasta la noche, porque durante el día, no sale nada de agua”.
Por su parte, la vecina Antonia Corbalán manifestó que “bien temprano por la mañana, sale un poco de agua. Aprovechamos para juntar en tachos de 20 litros y usamos para cocinar y consumir”.
Antonia es ama de casa y aseguró que “tener que cargar baldes con agua todos los días ya cansa”. “Así, la vida no es fácil”, enfatizó.
Recolección de residuos y transporte
El municipio dispone de un tractor con acoplado para recolectar la basura que arrojan los vecinos. Pero insisten en que no alcanza para mantener la limpieza. Antonia Corbalán sostuvo que “entre los vecinos intentan mantener limpias las veredas, pero muchas veces no se puede” y manifestó que la preocupación del vecindario es el profundo y extenso canal que recorre el barrio, porque en reiteradas oportunidades aparece con restos de residuos que podrían taponarlo de llegar a producirse abundantes precipitaciones.
Colectivos de las líneas 2 y 4 llegan hasta el barrio, pero los vecinos deben recorrer algunas cuadras para utilizar el servicio, considerando que los ómnibus no llegan al corazón de los barrios. |
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