La campaña “Salvemos al Iberá”, que llegó hace algunos días a la capital correntina en forma de afiches callejeros de bajo impacto, recibió ayer un contragolpe a través de una carta abierta firmada por el ingeniero Manuel Vasallo, experto en impacto ambiental (matrícula 001/IcaayA) y además fundador y director del primer criadero y semillero de arroz.
La cruzada ambientalista hace foco en el agua que extraen las arroceras ubicadas en la reserva del Iberá. Por ello, Vasallo escribió una carta abierta dirigida a Emilio Spattaro, coordinador de la campaña “Salvemos al Iberá” y ex integrante de Greenpeace.
En principio, el ingeniero Vasallo señala que la producción arrocera es “una actividad que desarrollábamos mucho antes de que usted naciera (se dirige a Spattaro), sin generar mengua ni daño alguno que se hubiera registrado en los últimos 60 años”.
Vale señalar que Vasallo responde una carta enviada por el ex integrante de Greenpeace a los productores correntinos donde se dirige con el objetivo de “informarlo sobre una problemática ambiental que nos preocupa. En esta oportunidad nos referimos a la extracción de agua del Parque Provincial Esteros del Iberá, para riego de 10 arroceras ubicadas dentro de la Reserva Natural Esteros del Iberá”.
En ese sentido, el ingeniero estima que “lo grave de esta ‘preocupación’ es que no existe en esa actividad intrínsecamente considerada ninguna causal de ‘daño’ para los esteros y tampoco es una violación de las leyes sobre el uso de agua para riego con fines de producción arrocera”. En esa línea, advierte que “las fotos aéreas contenidas en su adjunto son muy actuales, de manera que puede verse que los niveles de agua responden a la condición de sequía que registra la zona desde hace ya más de dos años. y puedo ver que ninguna arrocera de las 10 que menciona como causales de su preocupación, haya ‘agotado la fuente’ por la simple razón de que casi todas ellas además de reducir las áreas cultivadas, reciclan el agua en forma de ‘baños’, manteniendo la mínima inundación para sostener la productividad del cultivo sin perjuicio del uso de perforaciones profundas, que garantizan la falta da aguas en las lagunas y cauces naturales”.
Más adelante, Vasallo señala que en las fotos distribuidas por la organización “Salvemos al Iberá” se distingue que “no pueden excederse del caudal que les permite el flujo de las vertientes que alimentan las lagunas y/o el cauce del río Corriente, de donde se proveen agua ¡so pena de colapsar el sistema!”
En cuanto al uso no autorizado del agua, el ingeniero Vasallo señala que “usted considera que los derechos adquiridos de la mayoría de los actuales productores, que continúan la actividad sobre tierras de cultivares que existían en la zona desde mucho antes del año 1952, fecha en que yo comencé a recorrer esa zona estudiando el lugar para la ubicación del puente hoy construido en el Paso Lucero, son letra muerta en materia jurídica. Y la cosa no es tan así pues está cuestionando uno de los pilares de la economía de Corrientes. De acuerdo a mis informaciones, todos los productores activos en la zona actualmente participan, con el Icaa, en el control de impacto ambiental lo cual me lleva a presumir que detrás de esa ‘campaña’ hay otros intereses vinculados a la posesión y dominio legal de tierras por extranjeros que tratan de evitar el principal factor de valorización de esas tierras: ¡su capacidad productiva! ¡La tierra improductiva no vale nada!”, opina el experto en impacto ambiental.
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