A fin de cuentas, estamos finalmente aceptando no sólo que el mundo no es tan grande y ajeno como siempre les resultó a nuestros mayores, sino que también disponemos de recursos que, de ninguna manera, son interminables.
Uno de los recursos, el más vital para nosotros, el agua, claro, corre riesgo en Mendoza y urge tomar medidas al respecto. Para graficar esta situación, bien puede servirnos un comunicado habitual de Obras Sanitarias Mendoza.
Hoy, ante las quejas de algunos vecinos por la baja presión del servicio, la empresa emitió una nota en la que, en un párrafo, refiere: “A esto, debemos agregarle la demora del deshielo en Alta Montaña que aporta agua al Río Blanco, del cual se abastece el Establecimiento Potabilizador Potrerillos, el cual se encuentra produciendo a una tercera parte de sus posibilidades, originando a su vez una baja de las reservas en los centros de Distribución de los Establecimiento Potabilizadores de Alto Godoy y Benegas, por lo que se puedan ver resentidas las reservas con la consiguiente baja de presión en algunos sectores del Gran Mendoza”.
Según esta empresa, hay menos presión y se trabaja a sólo un tercio de sus posibilidades por la “demora del deshielo”.
¿Esto es en verdad así? Hablemos al respecto con un experto en el tema, Ricardo Villalba director del Ianigla (Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales) y colaborador de Al Gore en el Panel Intergubernamental para el Estudio del Cambio Climático (IPCC, en inglés).
No problem
Naturalmente, doctor Villalba, llama la atención que para Obras Sanitarias Mendoza, la demora de unos días en el deshielo deje al establecimiento que provee agua para el Gran Mendoza trabajando a un tercio de su capacidad.
“Está bien, pero no tiene que ser necesariamente así, porque si hay atraso en el deshielo, se trata de apenas unos días. En verdad, las grandes nevadas caídas en setiembre dejaron los niveles casi en los valores normales. No debería haber ningún problema con la provisión de agua en la provincia”, inicia Villalba.
El experto nos brinda al respecto un dato clave para entender la situación general del agua en la provincia: más del 90% del agua que consumimos (y derrochamos) proviene de los deshielos: “Si nieva en la montaña, no hay problemas; y si no nieva –como ocurrió en 1968– el calor derrite el hielo de los glaciares y usamos esa agua. Por eso es tan importante cuidar nuestros glaciares y el ambiente periglacial”.
Al respecto, de la presente situación, Obras Sanitaria ha pedido a la población “hacer un uso responsable y racional del agua potable, para evitar que se deban realizar maniobras de recuperación de reservas, originando cortes nocturnos sectorizados”.
Volviendo a Villalba, el científico recordó que “Irrigación ha estimado que las nevadas este años estarán un poquito por debajo de los valores medios. No debiera haber ningún tipo de complicaciones este año”
“Estas últimas semanas han estado más frescas que lo normal y tal vez se haya ocasionado algún retraso, pero no debe tardar mucho tiempo. Son procesos normales y no podemos cargar en esto la culpa de la falta de reservas”, sintetiza.
El aporte de un sancarlino
Daniel Funes, vecino autoconvocado por el agua pura y miembro de AMPAP (Asamblea Mendocina por el Agua Pura) tiene su propia reflexión respecto de la situación del agua en Mendoza y queremos compartirla.
Es la siguiente:
“Se viene haciendo mención al cambio climático y a la "inactividad" mendocina. Sería importantísimo, y por qué no, vital, tener la posibilidad de compartir con todos los mendocinos el trabajo realizado en San Carlos con el tema agua en en lo educativo, en lo cultural y en lo político. La situación hace directa referencia al tema y toma medidas ¡Ya! hacia el interior de nuestro departamento y hacia toda la provincia.
“En San Carlos, y por impulso ciudadano, sí estamos tomando medidas hacia la adaptación al cambio climático. Nos falta mucho. Pero creemos que estamos varios años adelante del resto de la provincia.
“Infinidad de veces desde los medios y las esferas políticas y empresarias mineras se encapsuló todo el trabajo de oposición a la minería del pueblo de San Carlos sólo en esto como una estrategia de desacreditación, cuando en realidad es mucho más. Es una respuesta anticipada al problema del agua, y creemos con orgullo que estamos un par de años adelante en la concientización del pueblo (principalmente de los niños) y en toma de decisiones políticas al respecto.
“Gracias a Dios, la recepción y percepción del problema de la gente del resto de la provincia, aunque lento por los pocos recursos que tenemos, fueron y son más amplias que las de la dirigencia mendocina. Luego, fuimos teniendo el apoyo de General Alvear, Tunuyán, Tupungato y cientos de mendocinos entre los que hay muchos periodistas y el tema se va instalando.
“En San Carlos, somos concientes de que el principal desafío en el cambio climático será el agua y estamos trabajando en esto desde hace 6 años con medidas de prevención y de adaptación.
“Logramos la ampliación de la reserva Laguna del Diamante como forma de protección del agua y tenemos, desde 2006, una ordenanza municipal (trabajada por los vecinos) que avanza en la protección de glaciares, ambiente periglacial (el “útero de la vida”) y cauces más completa aún que la propuesta por los científicos en la ley vetada por la presidenta.
“También es más amplia que otra reciente en Mendoza, donde se invita a todos departamentos a trabajar en la protección del recurso hídrico provincial y se EXIGE a Guillermo Carmona (secretario de Ambiente), universidades y organismos relacionados al agua y al ordenamiento territorial respetar estas decisiones ya tomadas en San Carlos.
“En esta última letra, logramos incluir argumentación científica de reciente aparición que respalda exactamente nuestra postura previa.
“Y seguimos trabajando. Sería bueno poder compartir lo que estamos haciendo, por nosotros y por todos”.
Firma esta reflexión Daniel Funes.
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