Los 43 países de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS) rechazaron hoy la idea de alargar en el tiempo las negociaciones para un acuerdo sobre el cambio climático.
La negativa a ese intento fue manifestada aquí por la actual presidenta de la AOSIS y representante permanente de Granada ante Naciones Unidas, Dessima Williams.
La diplomática expresó que cualquier dilatación de las discusiones puede crear el riesgo de caer en un ciclo interminable de conversaciones internacionales similar al de la Ronda de Doha sobre comercio.
Las islas amenazadas por el cambio climático demandan la inmediata intervención de los líderes de todo el mundo para asegurar un pacto robusto y legalmente vinculante en la conferencia de Copenhague de diciembre próximo, agregó.
Con ese objetivo, Williams exhortó a todas las partes a dejar de lado sus ambiciones y aprovechar las discusiones sobre el clima que se desarrollarán del 2 al 6 de noviembre en Barcelona, previo a la cita de la capital danesa.
Tenemos la responsabilidad moral y política de lograr de Copenhague el éxito que el mundo espera, enfatizó.
La representante de Granada puntualizó que la crisis climática demanda fuertes metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y grandes compromisos financieros.
De lo contrario, aseguró, un fracaso en Copenhague amenazará la supervivencia de los pequeños Estados insulares.
En una cumbre celebrada aquí el mes pasado, la AOSIS demandó situar por debajo de 1,5 grados centígrados la magnitud de la subida de la temperatura a alcanzar en un nuevo acuerdo sobre el cambio climático para poder garantizar la supervivencia de sus países.
En una declaración, ese cónclave expresó que ese fenómeno es la más seria amenaza para la supervivencia y viabilidad de los Estados insulares.
La reunión consideró insuficiente el objetivo de los países industrializados de disminuir sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2020 en un 11-18 por ciento menos que lo registrado en 1990.
Ese nivel solo permitirá reducir a tres grados centígrados la elevación de la temperatura, el doble de lo requerido por los Estados insulares, y no evitará una sustancial pérdida de hielo en los cascos polares y el consecuente ascenso del nivel del mar en torno a las islas.
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