Hay una riquísima región agrícola y ganadera en el confín de la provincia de Buenos Aires, entre los ríos Colorado y Negro, que viene sufriendo una muy prolongada sequía que ha diezmado los campos con miles de vacunos muertos de sed, lo mismo que la fauna autóctona. Paisaje desértico, polvoriento, cubierto con los esqueletos de las osamentas de los animales que mueren por falta de agua, con un río distante a 500 metros de distancia.
¿Qué razón técnica, económica o de carácter político determina el inexplicable y ruinoso desaprovechamiento de dos ríos de agua potable que se van al mar, sin regar ni saciar la sed de campos cercanos?
Resulta incomprensible esta tragedia provocada por la rutina, el fatalismo, falta de recursos, de créditos y de apoyo oficial.
¿Cómo es posible que los funcionarios y técnicos de los ministerios de Agricultura y de Asuntos Agrarios ni los intendentes de la comarca no hayan encarado una solución frente a las catástrofes del cambio climático?
¿Qué cuesta formar una cooperativa o sociedad civil para instalar bombas con la fuerza eólica o motores diésel para elevar agua del río a cisternas y disponer agua segura para la hacienda, incluso para la siembra de forrajes bajo riego? Una obra de esa envergadura transformaría la región.
Los datos del último censo agropecuario, que señalan el cierre de 60.000 explotaciones rurales, tienen esta catastrófica verdad. Los pequeños y medianos productores abandonan la actividad y venden sus campos, que pasan a engrosar la concentración de los grandes propietarios.
En la comarca de los ríos Negro y Colorado puede pasar lo mismo, porque a pesar de un clima patagónico de pocas lluvias, esas tierras tienen la bendición de dos ríos cercanos, para trabajar y sembrar los campos bajo riego y a bajo costo. La falta de apoyo oficial con créditos blandos está arruinando la agricultura familiar. Las retenciones matan la producción.
Se exige un inmediato cambio de política oficial con el campo. Hay que terminar con el absurdo conflicto que sólo favorece a los poderosos.
Enrique S. Inda, diputado (MC)
Aldo Bonzi, La Matanza
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