Con respecto al agua, hay, a nivel mundial, dos conceptos muy conocidos: Uno es que las próximas guerras no serán por el petróleo, como en el pasado y el presente, sino por el agua. ¿Que desaparecerá? No: el problema es que las aguas a cielo abierto estarán (ya, en gran medida, lo están) contaminadas.
El otro es que el agua tiene ciclos. Esto era ya conocido por nuestros aborígenes. Ejemplo: en la zona de Carhué-Epecuén, construían sus tolderías en las partes más altas. Lo mismo los ingleses: cuando construyeron los ferrocarriles, en las partes bajas, aunque no hubiese agua, hacían grandes terraplenes.
Pero los distintos gobiernos bonaerenses y los bahienses parecen desconocerlo. Insisten en las aguas a cielo abierto, cuando debajo nuestro tenemos agua de excelente calidad y libre de toda contaminación.
Los que tenemos bastante edad recordamos que, hace aproximadamente 35 años, se vivió una situación parecida a la de ahora; fue cuando el lago Epecuén prácticamente se había quedado sin agua y se construyó un canal para abastecerlo y salvar el turismo. Lo mismo la laguna Chasicó o Chapalcó, donde se debía caminar 300 metros para llegar al poco de agua que quedaba. Luego, por unos años, quedó estable, para, después, comenzar a subir; y subió tanto que la villa Epecuén y la Chapalcó desaparecieron.
Eran los años en que, en todas las partes bajas, el agua brotaba y se formaban lagunas. Se llegó a decir, equivocadamente, que era a raíz de un terremoto; que, en San Juan, creo, se había abierto una grieta y por eso brotaba. Luego, también se mantuvo por unos años estable y hace cierto tiempo comenzó lo que estamos viviendo hoy: la falta de agua.
Pero no prevenimos y siempre corremos detrás de los hechos.
En el año 1995 o 1996, planteé la posibilidad de utilizar el agua del Napostá para el Polo Petroquímico; en esos años, el agua no faltaba, pero me parecía descabellado utilizar agua potable para el uso industrial (el acueducto que hoy lo abastece no estaba construido).
Mi propuesta era invertir el derivador del Parque de Mayo, enviar el agua al canal Maldonado y sólo el excedente al Napostá; construir un dique en la desembocadura del canal costaría muy poco, dada la escasa longitud necesaria y, desde allí, un acueducto hasta el Polo. Se formaría una reserva de agua que, además, permitiría la práctica de deportes acuáticos, no natación, pues se decía que estaba altamente contaminada (hoy, se dice lo contrario), pero sí remo, kayaquismo, etc.
Me comuniqué con algunas empresas del Polo, que me manifestaron que estaban dispuestas a realizar las obras, con la condición de que, por 10 años, no se les cobrara el consumo. Hoy, se dice que se niegan a utilizar las aguas del Napostá.
Ahora, vamos a consumir dichas aguas, lo que me preocupa bastante.
Hoy, se dice que se extrae agua del Sauce Grande para el riego, en forma clandestina; ello ocurre desde hace muchos años y no se le ha encontrado una solución, por no tener la región integrada.
En el año 1997, presenté un proyecto creando el Concejo Deliberante Regional; se aprobó, pero Bahía Blanca no lo motorizó como correspondía.
A los últimos tres intendentes les presenté otro, creando el Consejo Regional de Intendentes: no les interesó. Si alguno lo hubiese llevado a la práctica, tendría solucionado no sólo el problema del agua, sino muchos de los que hoy padecemos. Eso sí: en cada campaña electoral, se dice "promover la integración regional".
Hoy, buscamos soluciones desesperadas; los pozos de San José, creo que es como bombear agua de Paso de las Piedras, pues es la misma que llega por filtraciones subterráneas y elevación de la napa. Recordemos que, en Ingeniero White, la napa estaba a 40 centímetros; cuando se sacó por bombeo, bajó a 3 metros. En caso de acumulación, como es el lago, se da el proceso inverso; o sea que lo que bombeamos en San José bajará la cota del lago.
Traemos expertos israelitas que propusieron desalinizar el agua del mar, porque desconocen el acuífero que hay debajo de Bahía Blanca.
Se insiste con las aguas a cielo abierto, como las del Colorado; este río arrastra muchos sedimentos, tiene cierto grado de contaminación y, en pocos años, tendrá mucho más. Me parece perfecto que se utilice para riego, pero Bahía Blanca no necesita abastecerse de él.
Ya, hoy, tengo dudas de la calidad del agua que consumimos. La mayoría de los herbicidas con los que fumigan los campos son cancerígenos y, por arrastre de las aguas de lluvia, van a parar al Sauce y a Paso de las Piedras.
Se dijo, también en estos días, que Azurix había comenzado a hacer un pozo y luego lo abandonó; que no se sabe por qué lo inició ni por qué lo dejó. Creo tener respuesta de ello: Los franceses, no así el gobierno o privados, estaban interesados en nuestras aguas subterráneas. Por ello Azurix inició el pozo, pero luego se comprobó que el contrato de concesión no comprendía dichas aguas; por ello no se terminó.
Cuando el agua de la Provincia era manejada por OSBA, se realizó un estudio, creo que en conjunto con la UNS, al cual, hace unos años, tuve acceso. En el mismo, estaba perfectamente demostrado que existe un acuífero que va desde Sierra de la Ventana hasta el mar; de allí los surgentes que conocemos.
El proyecto era, o es, realizar los pozos en un lugar ubicado entre Cabildo y las sierras; estos tendrían una profundidad de 500 metros. Y las reservas podrían abastecer a una ciudad de 1 millón de habitantes durante 50 años.
Creo que este es el proyecto que debemos rescatar, si queremos una solución al abastecimiento sin riesgo de contaminación ni necesidad de gastar en potabilización, y por él insistir.
* José Oscar Sabatini fue concejal y diputado provincial justicialista.
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