Abandonados por la gestión municipal, los vecinos de barrio Cerveceros decidieron resolver algunos de los problemas que afectan las calles de este sector ubicado en el sudeste de la ciudad de Córdoba. Taparon baches, desobstruyeron cloacas, cambiaron lámparas del alumbrado, plantan árboles y colocan cestos de residuos.
Lo que sucede en este barrio es un ejemplo del abandono que sienten los vecinos de las zonas periféricas de la ciudad. Algunos frentistas no recuerdan cuándo fue la última vez que alguna cuadrilla municipal se acercó al lugar. La situación se agrava durante los días de conflictos municipio-Suoem, que este año fueron moneda corriente.
"El vecino contribuye con los impuestos. Deposita su confianza en cada elección, pero a cambio no recibe nada. Sólo palabras de campaña", comenta Santiago Acuña, vecino y presidente del centro vecinal.
"Hay un abandono total del municipio. Se agrava con el conflicto municipal, pero en realidad es el resultado de la falta de un programa estratégico para la ciudad que viene de gestiones anteriores", explica.
Aldo Míguez vive al frente de una boca de cloacas que con frecuencia se tapa. Los líquidos comienzan a brotar a la calle y por los baños de las casas. La semana pasada, con otro vecino decidieron por su cuenta destapar el ducto, con palos, coraje y conteniendo la respiración. Con paciencia lo lograron. Sacaron hasta un neumático.
"Cuando vienen las cuadrillas siempre les falta algo. Si no son las botas es que no tienen herramientas. La cuestión es que en las tardes de calor aquí no se puede respirar", cuenta Míguez.
"La Municipalidad nos reconoció que las cloacas de este sector tienen un problema de diámetro, por lo que van a colapsar siempre. Pero igual hay que realizarle mantenimiento porque es un problema sanitario importante", asegura Acuña.
En la otra punta del barrio, el alumbrado público hace meses que no existe. La oscuridad atrae a los delincuentes. Ya han ocurrido varios arrebatos a las personas que utilizan el transporte urbano.
En las calles Lescano Ceballos, Manuel Reyna y Jorge Córdoba, los vecinos hicieron una "vaquita" de 10 pesos cada uno para comprar las lámparas y pagar la reparación de las luminarias. Juntaron 400 pesos. La paradoja es que las operarios contratados eran empleados municipales.
En la esquina de Ramón Villafañe y Calle Pública Nº 1, el bacheo también corrió por cuenta de los vecinos. El centro vecinal compró bolsas de arena y decidió tapar los pozos que ya se cobraron varios trenes delanteros.
Por esa calle pasan las líneas A7 y A10. Acuña asegura que si no realizaban ese trabajo corrían el riesgo de que los colectivos desviaran su recorrido. Lamentablemente, la lluvia del martes pasado lavó el trabajo vecinal.
No es que los habitantes de barrio Cerveceros –unas siete mil personas– sean necios o caprichosos. "Los vecinos reclaman al municipio y como no obtienen respuestas golpean la puerta del centro vecinal. Nosotros agotamos todas las instancias administrativas y hablamos personalmente con todos los funcionarios", comenta Franco Carrizo, del centro vecinal.
No obtuvieron ninguna solución, a pesar de que el Código de Procedimiento obliga al municipio a contestar las solicitudes.
Plazas y parques. Antonio Chávez está pintando la puerta del edificio del centro vecinal. También le construyeron los baños y van por la cocina. Allí también funciona el centro de jubilados. Dentro del salón hay macetas con arbolitos y varios cestos de basura.
Chávez es el encargado de colocar las plantas en los parques y plazas del barrio. Esta es otra tarea que debería hacer el municipio y que no cumple. Como también limpiar los basurales que rodean el barrio.
Allí también son los propios frentistas los que realizan la tarea. Aunque Chávez aclara que también son los propios vecinos los que tiran la basura o rompen los cestos de basura.
En una primera impresión pareciera que barrio Cerveceros se hubiera independizado de la ciudad de Córdoba. Pero sus vecinos creen lo contrario: son los funcionarios municipales y sus empleados los que gobiernan un espacio urbano que parece corresponder a otra ciudad.
Miedo a las cloacas
Cada vez que llueve, Mónica Reynoso comienza a desesperarse. Una tormenta, sumada a la falta de mantenimiento de la red cloacal, provocó que su baño desbordara y su casa se llenara con 30 centímetros de efluentes.
"Vivo con miedo por lo que padecí ese día. Cada vez que se anuncia tormenta tiemblo. Cada vez que siento olores feos se me viene a la cabeza la imagen de los dormitorios inundados", asegura Reynoso.
Son varios los vecinos con este problema. Entre estas viviendas y la avenida de Circunvalación hay un gran espacio verde que alterna basura con aguas servidas. En junio, cuando se inundó la casa de Reynoso, los vecinos fueron hasta la casa del intendente Daniel Giacomino a reclamarle. Lo atendió la esposa. A las horas llegó una empresa privada a desobstruir los desagües. |
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