Con 60 millones de hectáreas afectadas, la Argentina presenta serios problemas vinculados con la degradación del suelo y la desertificación. Para encarar un cambio, expertos argentinos proponen diferentes abordajes dirigidos a examinar el problema tanto desde el punto de vista de las representaciones sociales, como desde las políticas y las tecnologías implementadas en la actualidad. El uso masivo e indiscriminado de herbicidas compuestos (como el glifosato) así como la siembra en grandes extensiones de maní y soja, altamente degradantes del suelo, vuelven a ser sindicados como factores determinantes de riesgo y principales causantes de la desertificación en nuestro territorio.
Instituto Leloir- Bruno Geller- La desertificación amenaza a la cuarta parte de las tierras del planeta, así como a 250 millones de personas, haciendo peligrar el sustento de más de 1.000 millones de habitantes de 100 países a causa de la disminución de la productividad agrícola y ganadera, revela el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. A raíz de este panorama, tuvo lugar en Buenos Aires la Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas (ONU) de Lucha contra la Desertificación. En este encuentro -que se desarrolló entre 21 de septiembre y el 12 de octubre- se dieron cita más de 2.500 personas, entre ellas Ministros y Secretarios de 193 Estados Miembros de La ONU. El especialista Daniel Roberto Pérez, que participó en esa convención internacional, define a la desertificación como “la degradación de las tierras, la vegetación y la biodiversidad, la erosión de los suelos y la pérdida de la capa superficial del suelo y de las tierras fértiles en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, causada principalmente por las actividades humanas y por las variaciones del clima”. Pérez es profesor Titular de la Cátedra ‘Intervención en Ambientes Degradados‘ de la Escuela Superior de Salud y Ambiente de la Universidad Nacional del Comahue.
En la Argentina
En la Argentina, el octavo país más extenso del mundo, las zonas áridas, semiáridas, y subhúmedas secas representan el 75 por ciento de la superficie total, donde se asienta el 30 por ciento de la población. Según los datos del Programa de acción Nacional de Lucha contra la desertificación, de los 270 millones de hectáreas que componen el territorio nacional, 60 millones se encuentran afectadas. ‘En los ecosistemas áridos de norte de la Patagonia, la ganadería, la explotación de hidrocarburos, la extracción de leña, la minería, el impacto de ciudades y poblados, el desmonte y los actuales modelos de producción agrícola con uso masivo de agroquímicos generan disturbios que contribuyen, con diferencias de intensidad, frecuencia y escala, a su degradación‘, dijo Pérez, quién estudia la desertificación y rehabilitación de ecosistemas degradados en la Patagonia. Para Pérez, el desarrollo humano que tiene lugar en la región no es sustentable, lo que se explica entre otras razones por causas históricas.
‘La llamada ’Campaña del Desierto’, emprendida en el siglo XIX, intentó decididamente extinguir a los pueblos originarios. Esto provocó una intensa y sistemática destrucción de las culturas nativas poseedoras de saberes sobre el uso y protección de los recursos naturales. Asimismo se instaló una visión hostil e improductiva de las zonas áridas a lo que se sumó más recientemente la importación de prácticas de producción inapropiadas y el uso de especies con requerimientos ecológicos que conducen a la desertificación‘, indicó el profesional. Y agregó: ‘Para frenar el proceso de desertificación es preciso producir una transformación en la relación de la sociedad con la naturaleza, es decir, un cambio a todo nivel que involucre modificaciones en la mentalidad que se traduzcan en una nueva planificación urbana y rural y en modelos productivos que, en lugar de degradar, potencien las posibilidades que brindan los ecosistemas áridos y semiáridos. Es decir, se requiere tener una visión integral del problema para resolverlo.‘
Educación ambiental
Para producir ese cambio de mentalidad de las poblaciones a fin de que sepan cómo cuidar el ambiente, Pérez y la educadora ambiental Ana Barreneche, responsable de la asignatura ‘Formación Ambiental‘ de la Escuela Superior de Salud y Ambiente de la UNComa, coinciden en que se debe promover la educación ambiental en diferentes niveles. ‘El limitado aprecio por los ecosistemas áridos se manifiesta también en el sistema educativo en donde los materiales curriculares y diseños generan propuestas lejanas de lo que debería ser.
La construcción de conocimientos debe apuntar a las particularidades de los ambientes en donde se desarrollan los procesos de enseñanza y aprendizaje‘, indica Pérez. Y continua: ‘Libros, manuales y documentos que vienen desde Buenos Aires son indescifrables cuando no irrisorios para los niños y maestros de los poblados de zonas áridas por las falencias y descontextualización que tienen.
‘En este contexto, es preciso hacer un gran esfuerzo para abordar el problema tanto desde el punto de vista de las representaciones sociales, como de las políticas y las tecnologías que se deberían implementar en las zonas áridas de nuestro país, señala Pérez. Para Barreneche ‘la urgencia de los problemas ambientales indica la necesidad de trabajar con las tres estrategias de la educación ambiental. Estas son la formal, que tiene lugar en las instituciones educativas de todos los niveles y modalidades, tanto públicas como privadas; la no formal, que abarca todas aquellas organizaciones sociales y comunitarias con inserción barrial, popular, confesional, artística, recreativa; y por último, la educación ambiental informal, que es la que llevan adelante con sus mensajes y publicidad los medios de comunicación, que son los que marcan tendencias y, en los últimos tiempos, señalan la agenda de debate.‘ Asimismo la experta aclara que la educación ambiental es un paradigma ético, conceptual y metodológico que se basa en ‘una cosmovisión del mundo diferente que implica modelos de relación sociedad - naturaleza planteados desde otro lugar al que conocemos hoy. La educación ambiental no es una campaña para no arrojar papeles a la calle, es mucho más profundo, es poner en crisis nuestros códigos de convivencia entre nosotros en primer lugar y con el conjunto de la vida sobre el planeta luego.‘
Impacto de los agroquímicos sobre la salud humana
Las facultades de Agronomía y de Farmacia y Bioquímica anunciaron un proyecto para evaluar el empleo de agroquímicos y sus posibles efectos sobre la salud humana de la población urbana y rural. La iniciativa, que lleva como título ‘Impacto en el ambiente y en la salud de la población de los modelos productivos agropecuarios en la Argentina‘, demandará el trabajo conjunto de un equipo de investigadores de la UBA, convocados por ambas facultades. Lorenzo Basso, decano de la Facultad de Agronomía, explicó: ‘La finalidad de este programa es crear vínculos de cooperación para concretar acciones conjuntas que permitan identificar, ponderar, anticipar y mitigar impactos ambientales y sobre la salud de la población urbana y rural, por el desarrollo actual y futuro de los modelos productivos en las distintas regiones del país. En función de ello, se conformará una Unidad Eco-Epidemiológica para ser adoptada por el sector público, para la transferencia de herramientas de evaluación y mitigación de niveles de toxicidad por el impacto de los agroquímicos más empleados en la Argentina, como los herbicidas glifosato y atrazina. Alberto Boveris, decano de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, señaló que las investigaciones pondrán una especial atención sobre zonas que poseen una larga historia agrícola, y que en los últimos años tuvieron un fuerte proceso de intensificación, como la localidad bonaerense de Pergamino. Durante la presentación del proyecto, se destacó la necesidad de establecer un mapa regional de contaminación, como uno de los objetivos específicos del programa de investigación, y de analizar las interacciones de dichos agroquímicos con las propiedades del suelo y otros aspectos para conocer el riesgo de contaminación en los agroecosistemas. También se subrayó la importancia de mejorar la articulación de los organismos públicos con los productores agropecuarios, para enfrentar la vulnerabilidad y disminuir el riesgo.
Vacío legislativo
Otro de los objetivos específicos del proyecto es actualizar o mejorar la legislación vigente referida al empleo de agroquímicos, de manera de optimizar su uso, evitando posibles efectos adversos debido a las malas prácticas de aplicación por falta de normas o controles. Lino Barañao, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, comprometió el apoyo del ministerio al proyecto, y destacó la interdisciplinariedad de las unidades académicas de la UBA y el rol social de la universidad, para la elaboración de un estudio serio. El Proyecto requiere un amplio espacio de conocimientos disciplinares articulados. Esto resulta indispensable para dimensionar el alcance y los efectos sobre la población, los animales y el ambiente.
El desarrollo de las actividades agropecuarias requiere institucionalidad pública con sólido soporte científico-técnico y normativas que estandaricen procesos en contextos regionales, nacionales e internacionales. En nuestro país, existe vacío legislativo y asimetrías con la legislación vigente en otros países productores y exportadores, respecto del uso y manejo de los agroquímicos, que es conveniente corregir y superar.
Durante la última década, la intensificación y la expansión de la producción agrícola hacia nuevas zonas, incrementó la demanda de fertilizantes, insecticidas, fungicidas y herbicidas, con una creciente participación relativa del cultivo de soja, siendo el glifosato y la atrazina los herbicidas de mayor uso en este sistema productivo.
Los efectos secundarios del uso masivo de dichos herbicidas sobre el ambiente y la salud humana, son aspectos poco conocidos y que merecen especial investigación, ya que pueden ser fuentes potenciales de contaminación de los acuíferos subterráneos.
El comportamiento de los mismos en el ambiente edáfico depende de varios factores, tales como las características físicas y químicas de los compuestos, las características y propiedades del suelo, la cantidad de producto aplicado y las formas y modos de aplicación.
La interacción de los herbicidas y los constituyentes del suelo es de primordial importancia en la determinación de la bioactividad y movilidad de los mismos. Respecto del uso de fertilizantes, la fertilización nitrogenada puede limitar la degradación de atrazina en los suelos, favoreciendo su persistencia en los agroecosistemas. La tendencia creciente del uso de fertilizantes nitrogenados en los sistemas agrícolas incrementa los riesgos de su persistencia, lixiviación y fitotoxicidad. Además, dentro del paquete tecnológico de la soja, el uso de glifosato va acompañado por la aplicación de fertilizante fosforado. Existen evidencias, de la competencia de los iones fosfatos con la molécula de glifosato, por la adsorción a la matriz del suelo. Esto conlleva a la capacidad que tiene la molécula de glifosato de permanecer en el suelo, con sus posibles implicancias ambientales. La probable acumulación de productos tóxicos es uno de los efectos indeseados para el desarrollo sustentable de los sistemas agropecuarios y las poblaciones aledañas.
Los efectos sobre la salud poblacional se ponderan con pérdida de años de vida, alto costo generacional y capacidades desarticuladas para paliar y revertir las consecuencias. Este proyecto de investigación tiene como objetivo la consolidación de un sistema de monitoreo ecológico epidemiológico de las practicas convencionales de manejo de los sistemas agropecuarios. Se busca un modelo prospectivo para evaluar vulnerabilidad y riesgos poblacionales por exposición reiterada a agroquímicos.
El Programa tiene como finalidad diseñar un modelo que pondere el riesgo de toxicidad por el uso de agroquímicos en los sistemas agrícolas de rotación predominante en la pradera pampeana. Se evaluarán la vulnerabilidad y el riesgo poblacional, tanto urbano como rural, la contaminación del agua, del suelo y de los alimentos y el efecto sobre la fauna y la ganadería.
Glifosato y herbicidas compuestos
Los argentinos deberemos enfrentar durante las próximas décadas las consecuencias de haber convertido al glifosato en el herbicida más vendido y utilizado en el país. Recientes estudios toxicológicos conducidos por instituciones científicas independientes parecen indicar que el glifosato ha sido erróneamente calificado como ‘toxicológicamente benigno‘, tanto a nivel sanitario como ambiental. Por ende, los herbicidas en base a glifosato pueden ser altamente tóxicos para animales y humanos.
Estudios de toxicidad revelaron efectos adversos en todas las categorías estandarizadas de pruebas toxicológicas de laboratorio en la mayoría de las dosis ensayadas: toxicidad subaguda (lesiones en glándulas salivales), toxicidad crónica (inflamación gástrica), daños genéticos (en células sanguíneas humanas), trastornos reproductivos (recuento espermático disminuido en ratas; aumento de la frecuencia de anomalías espermáticas en conejos), y carcinogénesis (aumento de la frecuencia de tumores hepáticos en ratas macho y de cáncer tiroideo en hembras).
El glifosato, N-(fosfonometil) glicina, es un herbicida de amplio espectro, no selectivo, utilizado para eliminar malezas indeseables (pastos anuales y perennes, hierbas de hoja ancha y especies leñosas) en ambientes agrícolas, forestales y paisajísticos.
El uso de herbicidas había evolucionado hacia sustancias cada vez más selectivas a fin de evitar los daños que éstos producen al conjunto de la biota. Sin embargo, debido al progresivo encarecimiento de su investigación y desarrollo, se retornó al consumo masivo de este herbicida no selectivo creado en la década de 1960. Todo producto pesticida contiene, además del ingrediente ‘activo‘, otras sustancias cuya función es facilitar su manejo o aumentar su eficacia. En general, estos ingredientes, engañosamente denominados ‘inertes‘, no son especificados en las etiquetas del producto.
En el caso de los herbicidas con glifosato, se han identificado muchos ingredientes ‘inertes‘. Para ayudar al glifosato a penetrar los tejidos de la planta, la mayoría de sus fórmulas comerciales incluye una sustancia química surfactante. Por lo tanto, las características toxicológicas de los productos de mercado son diferentes a las del glifosato solo. La formulación herbicida más utilizada (Round-Up) contiene el surfactante polioxietileno-amina (POEA), ácidos orgánicos de glifosato relacionados, isopropilamina y agua.
Agriculturización
Es por todos conocidos el proceso de agriculturización que se viene produciendo en los campos del sur de Córdoba, norte y centro de La Pampa, sur de Santa Fe, y oeste y centro de Buenos Aires, principalmente. Entendamos por agriculturización el aumento del área ocupada por cultivos agrícolas sobre el área ocupada por pasturas y ganadería (especialmente ganadería de producción de carne).
El proceso comentado determina que el período agrícola de las tradicionales rotaciones con pasturas (4 x 4) que se aplicaba en la zona se ha prolongado (4 x 6; 4 x 8; 4 x 10 o 4 x 12), y en algunos casos se ha llegado al total desplazamiento de las pasturas y la ganadería transformándose los campos a agricultura permanente. No vamos a analizar en este momento cuáles son las razones que llevaron y llevan actualmente a los empresarios agropecuarios a tomar este rumbo en sus empresas, ni si el cambio elegido es el correcto, el tiempo lo dirá. Pero sí nos vamos a ocupar de alertar sobre lo que puede ocurrir con los suelos de los establecimientos que han aumentado considerablemente la agricultura y vamos a comentar qué papel cumple la siembra directa en estos casos.
Los suelos del sur de Córdoba, en mayor o menor medida se caracterizan por ser susceptibles de sufrir importantes problemas de erosión hídrica y erosión eólica, por una baja capacidad de retención hídrica y por un rápido deterioro de su condición física y química cuando son expuestos a períodos más o menos prolongados de labranzas. Las consecuencias de esto están hoy a la vista para aquellos que desarrollan sus actividades en la zona e incluso muchas veces para quienes están de paso después de alguna lluvia torrencial o en días de fuertes vientos. Por otra parte, gracias a los nuevos materiales genéticos con que contamos, los mejores agroquímicos que disponemos y el ajuste que se ha producido en el manejo de los cultivos, los rendimientos se han incrementado notablemente en el transcurso de los últimos años.
Esto determina que la tasa de extracción de nutrientes del suelo ha aumentado considerablemente. En conclusión nos enfrentamos a un proceso de deterioro de la capacidad productiva de los suelos muy importantes que requiere atención, pues de lo contrario dentro de no muchos años el comentario será ‘la agricultura fue la responsable de la mala situación en que se encuentran los empresarios agropecuarios de esta región‘, cuando en realidad la verdadera causa del problema será el manejo de los suelos que realizaron los propios agricultores. Por suerte hoy encontramos un grupo de productores que conscientes de esta situación y con una gran visión de futuro ya están utilizando siembra directa y fertilización.
(Ing. Agr. Juan Gabriel Tellería, asesor de empresas agropecuarias) |
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