"Necesitamos una perforación porque para conseguir agua tenemos que ir hasta una laguna que está a dos kilómetros de acá", asegura Juan Bautista Pimentel, un poblador de Colonia Laurel. Su caso no es el único, sino que se multiplica por decenas en distintos puntos del novel Municipio de Colonia Pando, que desde el sábado comenzó la etapa de conformación institucionalmente y un objetivo central es lograr satisfacer las profundas necesidades de esa zona del departamento San Roque.
Un problema importante es el limitado acceso al líquido vital, que sin embargo va más allá de las incomodidades para conseguirlo que esto genera porque está vinculado de forma estrecha a la salud, en especial, de los niños.
"En lo personal creo que hay dos cuestiones primordiales para resolver a partir de la municipalización de las colonias, el agua y las excretas", dijo a El Litoral la directora del hospital, Vilma Alfonso, quien además aportó un dato que alerta: por lo general en el verano, atienden a muchos pacientes con diarrea.
Si bien en el centro sanitario cuentan con la medicación necesaria para curar ese tipo de afecciones, Alfonso, al igual que los pobladores sostiene que muchos de los casos se pueden evitar. Pero eso se torna complejo si un gran número de hogares no pueden acceder al agua potable.
"Los que viven acá en Colonia Pando tienen el servicio y en el resto de las colonias sacan el agua de perforaciones, pero lamentablemente todavía hay muchas familias que toman de la laguna o de los esteros", relató por su parte el delegado del novel Municipio, Darío Romero, encargado de establecer los cimientos de la institución.
Tomar agua de lagunas y esteros es habitual en la familia de Juan Bautista Pimentel, quien vive junto a su esposa y 10 de sus 13 hijos, en Colonia Laurel. Hasta su casa llegó El Litoral y antes de ingresar a su patio delimitado por un cerco de madera de la zona, ya se pudo observar como la falta de agua hace estragos hasta en la economía familiar.
Es que a pocos metros del portón, apenas unas pocas plantas marchitas quedaron de lo que hasta hace poco era una esperanzadora huerta.
"No tenemos agua para regar porque esta lloviendo poco y no se puede juntar; la que vamos a buscar dos veces por día a la laguna tiene que alcanzar para tomar, lavar, cocinar, bañarnos", comentó Juan. Sin dejar de remarcar que "se nota la falta de verduras porque es una ayuda a la hora de llevar algo a la olla".
Por eso, uno de los anhelos de Juan Bautista es poder contar con una perforación en su casa, algo que no puede costearlo porque sólo vive de changas. Sin embargo, conserva la esperanza que la instauración del Municipio pueda generar mejoras en la zona, entre ellas el acceso al agua potable.
Según lo manifestado por el delegado Darío Romero, en las próximas semanas harían nuevas perforaciones comunitarias.
Son muchas las necesidades en el nuevo Municipio, pero el acceso al agua es una de las prioridades vitales. |
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