El río Paraná continuaba ayer creciendo lentamente en sus riberas del Chaco, donde el número de evacuados por la emergencia hídrica se elevó a aproximadamente 1.000 personas, una cifra que podría incrementarse en las próximas horas. En muchos casos, se trata de familias que se retiraron por sus propios medios de sus viviendas anegadas.
En el Puerto de Barranqueras, la principal referencia para el Gran Resistencia, el río alcanzó una altura de 6,73 metros, todavía lejos de lo que sería la marca crítica para el área metropolitana, donde unas 380.000 personas dependen del funcionamiento del sistema de defensas construido a lo largo de los últimos 17 años.
Los terraplenes que rodean a la capital chaqueña -como un anillo protector- están en teoría preparados para frenar al río hasta una altura de 9 metros en Barranqueras. Algunas organizaciones no gubernamentales, sin embargo, afirman que las defensas no fueron debidamente compactadas, y que podrían sufrir filtraciones y colapsos ante una presión muy fuerte.
La encargada de la estrategia defensiva, Cristina Magnano, presidenta de la Administración Provincial del Agua, negó esa posibilidad. "Las defensas están en buen estado, y hasta ahora estamos ante una creciente bastante menos seria que la de 1998, que se soportó bien", dijo.
Once años atrás, el Paraná llegó en Barranqueras a una marca de 8,20 metros. Ahora, se cree que podría llegar a los 6,80. A favor está el hecho de que el Iguazú comenzó a estacionarse y bajar en la alta cuenca, y que no hubo grandes lluvias en el Chaco. Uno de los talones Aquiles de Resistencia es que si el Paraná subiera mucho y aquí se produjeran precipitaciones muy intensas, el anillo de defensas convertiría a la ciudad en una gigantesca olla anegada por la imposibilidad de expulsar el agua de lluvia hacia el río. Ahora no se da ese escenario, si bien los pronósticos climáticos hablan del inicio de un ciclo de lluvias importante.
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