Un vecino deja que el agua se escurra por el inodoro con el flotante roto. El otro nunca arregla la canilla rota del patio. La señora de mitad de cuadra sale todos los días, a las 10 de la mañana, a limpiar su vereda con la manguera. El de al lado, la saca pero para lavar su auto, al que cuida mucho más que a la vereda, en la que tira colillas y envoltorios de cigarrillos que fuma mientras... lava el auto.
Sólo estas cuatro personas malgastan en ese día entre dos mil y cinco mil litros de agua. Multiplicada por cuadras, barrios y localidades, la cifra da escalofríos.
Las conductas de los cordobeses son determinantes para el estado de su ciudad, de sus diques, de su medio ambiente. Y en esto no somos un ejemplo, precisamente.
La insistencia para que la gente cuide el agua potable –en la mayoría de los casos, la única que llega a los domicilios– no es cosa de esta semana: desde las secciones Sociedad y Gran Córdoba insistimos siempre en la necesidad de cambiar una conducta que nos coloca entre los países de mayor consumo diario de agua por persona. Córdoba, incluso, ostenta uno de los índices más altos en el país.
Hay, también, un compromiso de proporcionar un lugar destacado a toda campaña que se inicie desde escuelas, asociaciones civiles o desde distintas áreas oficiales. Aunque éstas no siempre tengan la contundencia que se necesita para que no haya que llegar a los límites que disponen las distintas alertas.
Hay mucha gente que trabaja con solvencia para que no agudicemos las consecuencias de una naturaleza que ya hace las cosas bastante difíciles.
Esas personas –especialistas hídricos, ambientalistas, estudiosos del clima– suelen tener un espacio destacado en este diario.
La situación en Córdoba –diques bajos, sequía, deforestación, olas de calor– es preocupante. Y este año parece conjugarse de una manera especial para potenciar cada problema.
Pero nada de esto es nuevo y desde estas páginas suele reflejarse cada comienzo del verano el peligro de mantener la conducta actual de consumo de agua, así como las demoras en controlarla a través de medidores domiciliarios.
Hay muchas vecinas a las que no suelen gustarle nuestras críticas por el uso desmedido de la manguera.
Peor será el día en que las autoridades decidan que tantos años de derroche obligan a comenzar los cortes generalizados.
De más está decir que el agua es, en todo el mundo, el recurso más escaso y el que más preocupación despierta sobre el futuro del hombre en el planeta. Motivará guerras y enfrentamientos y obligará a cambiar de manera radical nuestra forma de vida en un futuro quizá no muy distante.
La idea es retrasarlo todo lo que se pueda.
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