Ni la emergencia hídrica declarada en agosto ni la flamante planta de bombeo parecieran ser suficientes para paliar la sequía que afecta a Merlo, algo que, según advirtió el presidente de la Cooperativa de Agua local Domingo Malovini, podría traducirse en cortes del suministro durante el fin de semana si no disminuye el consumo: “Hay animales que están muriendo por falta de agua, las bombas no están trabajando a pleno y la demanda se ha disparado por el viento y el calor. Estamos al límite, en una situación bastante compleja”.
Malovini resaltó que en los primeros meses de sequía “no hubo mayores problemas” ya que la escasez de agua en los arroyos se compensaba con la provisión de las cinco estaciones de bombeo que el Gobierno Provincial inauguró en junio. Pero en dos fines de semana de septiembre y octubre la Cooperativa debió retomar los históricos cortes del servicio para compensar faltantes que se agudizaban con la masiva presencia de turistas. “Estamos previendo que sigue sin llover y la gente no toma conciencia de que estamos en emergencia, tendremos que interrumpir el suministro porque la planta no provee toda el agua que necesitamos”, anticipó.
En representación de San Luis Agua, la entidad provincial encargada de administrar la obra de bombeo, Mauricio Mauro explicó que “por tratarse de una obra nueva, el sistema eléctrico debió ser ajustado porque es la primera vez que se le da un uso extremo”. Tres de las cinco estaciones están en funcionamiento debido a que la capacidad total “se saturaba”. El funcionario agregó que la empresa constructora Green se avocó a resolver el problema mediante el reemplazo de llaves, y que la puesta en marcha de toda la planta era “cuestión de horas”. Y aclaró: “Cualquier ajuste que se haga no solucionará nada si los vecinos no toman conciencia. El Municipio no está ayudando a la Cooperativa porque no hay firmeza en la aplicación de sanciones, y la gente sigue regando y llenando piletas sin tener una real noción de la emergencia”.
Cañada La Negra y Piedra Blanca Abajo son dos de los sectores productivos en los que el débil caudal de los cursos de agua dejó su sello en los campos que hoy se ven amarillentos o quemados, y una mortandad de animales en alza durante el último mes. “Son zonas que se abastecían por agua de riego y de arroyos. Pero el aporte es tan bajo y la situación tan crítica que los estamos ayudando con agua potable”, afirmó Malovini. La escuela de la zona tuvo varias jornadas sin clases y algunos vecinos reclamaron una mayor cobertura con el suministro, bache que pasaba desapercibido al ser compensado con las vertientes, antes abundantes y ahora extintas del lugar. |
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