El problema data de los años 70 y afecta cada vez más a los habitantes de esa localidad matancera en temas vinculados tanto con la salud como con la edificación de las casas. “Además, en la noche es muy peligroso porque se juntan chicos a drogarse”, comentó una vecina a NCO, ratificando también que mucha gente se ha acercado a la tosquera, utilizándola como un lugar de veraneo, y que al meterse ha perdido la vida. A todo esto, hace unos años se prendió fuego, cuestión por cual los bomberos descubrieron que en el fondo hay barriles de los cuales se desconoce su procedencia.
“El agua que viene por las napas se está comiendo la tierra, por eso se está desmoronando y a la vez hay una rajadura en todas las viviendas que parte desde la esquina de mi casa hasta la otra cuadra. Se ve como si fuera una línea”, mencionó la joven de 24 años, residente en el lugar, precisamente entre Húsares y Juncal.
Por eso mismo, la humedad que daña a las paredes también hace sus estragos y suma un ítem más a la lista de complicaciones: “La humedad sube mucho por el tema de las napas y cualquier albañil que viene nos dice que no puede ser que se de esta situación porque esas paredes no tienen contacto con lo que pueda generarla, como es el caso de la calle”.
“Además hay mucha basura, que la gente viene y tira”, lo que ocasiona mucho olor a “podrido” y un lugar perfecto para que se junten ratas e insectos de toda clase, cuestión que se agrava al no contar, ni siquiera con una fumigación periódica.
Sobre esto, Jésica agregó que en su cuadra, entre el pavimento y el borde del pozo había alrededor de 100 metros de distancia, alejamiento que ahora se redujo a la mitad. Paralelamente, indicó que en la calle Somellera, ocurrió prácticamente lo mismo, ya que la tosquera “se llevó casi toda la tierra que conducía al asfalto”.
En este sentido, explicó que además, cuando hay lluvias muy fuertes, la zona se inunda, especialmente a unas cinco casas de su domicilio.
Del otro lado
Cerca de Camino de Cintura, se transformó a la tosquera -de 30 metros de profundidad- en una especie de laguna artificial, donde la gente se acerca y la elige como un sitio propicio para echarse un chapuzón en verano.
“Sin embargo, lo que no se tiene en cuenta es que toda esa agua ya está contaminada y no hay ningún cartel que mencione esto”, convirtiéndose así en un peligro inminente para quienes van a bañarse.
A su vez, señaló que, como en ese lugar “el pasto es bastante largo, de noche suelen esconderse ladrones y chicos que van a drogarse. Es un peligro porque uno no está cuidado, menos aun cuando está oscuro”.
“También, de vez en cuando se incendia, porque adentro de la tosquera hay como barriles, que lo descubrieron los bomberos, aunque no saben de qué son”, reveló la vecina.
Por eso, al ser encuestada sobre si en la zona hay fábricas que pudiesen utilizar el lugar como un depósito de residuos, admitió que no, pese a que muy cerca está ubicado un importante hipermercado que hasta el momento tampoco habría hecho nada para que, junto con los pobladores, pudiesen minimizar el problema.
“WalMart está a unos metros, pero no sabemos si ellos tiran cosas en la tosquera. Lo que llama la atención es que no hayan presentado ninguna queja, salvo la del incendio, cuando están trabajando con alimentos”, sostuvo remarcando que por la playa de estacionamiento del local, “pasan las ratas corriendo”.
La respuesta del Municipio
“La Municipalidad no hace nada. Nosotros ya presentamos un montón de reclamos. Fuimos a muchos lugares y siempre nos dicen que con la tosquera no puede hacerse nada”, admitió Jésica.
De este modo, argumentó que por lo pronto, la idea de los vecinos no es que la tapen sino que se construya un dique de contención ya que la tierra se está desmoronando a pasos agigantados. “Pero tampoco, no nos prestan atención. En la Municipalidad se ve el expediente hace años, pero está archivado y el tema quedó estancado ahí”, contó.
“Yo tengo 24 años y hace mucho que los vecinos están luchando por esto. Hasta mi abuelo estuvo peleando, falleció y nunca se hizo nada. Por eso, buscamos de cualquier forma, que nos escuchen”, sentenció.
Víctimas
No solo los vecinos son los que sufren a diario el descuido de la zona, sino que hubo personas que perdieron la vida al ingresar a la tosquera, sin saber el peligro que existe con tan solo pisar las orillas.
“Se cayó gente, porque lo que pasa es que si uno se acerca a los bordes, parece que simplemente hay pasto y uno no se da cuenta que es agua. Se ve que cuando sucede, la gente piensa que es tierra, se mete y después no puede salir”, afirmó.
En este sentido, recordó que cuando ella era apenas una niña, una persona logró ser rescatada por los bomberos porque no se había sumergido del todo, ya que si se hubiese metido más adentro, la profundidad y el barro resbaladizo no le hubiesen permitido hacer pie.
“También dicen que en la época de la dictadura (desde el 24 de marzo de 1976 hasta el 10 de diciembre de 1983) se metían helicópteros y policías, porque en aquel momento no había tanta agua como hay ahora”, comentó. |
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