Una cruda realidad que se repite año a año. La falta de lluvias está provocando una situación de zozobra en los productores ganaderos de toda la Provincia que ya no saben que hacer con los animales.
La zona más afectada parece ser la Los Llanos centrales y Capital, donde ya no hay agua ni pasturas, aunque el Norte y el Oeste no escapan de la fatalidad por que ni siquiera en las sierras hay pasturas suficientes ni lechos de agua vastos como para que vacunos y caprinos puedan sobrevivir.
Aunque un poco menos complicada, sólo está en tiempo de descuento una pequeña proporción de hectáreas al Sur del departamento San Martín y Rosario Peñaloza, a los que todavía les queda pastura, pero se mantiene el alerta por la falta de agua, que tiene a agravarse por las altas temperaturas de los últimos días que aumentan la evaporación de represas y medios de almacenamiento a cielo abierto.
La realidad golpea duro apenas a unos escasos kilómetros de la Capital, donde los campos muestran un paisaje desolador, con osamentas tiradas a la orilla de los caminos polvorientos. Un ejemplo de ello es la localidad de Talamuyuna donde los registros anuales de lluvias superaban los 100 milímetros, pero en la última temporada no alcanzaron los 15.
Según los productores consultados por NUEVA RIOJA, la situación ni siquiera es favorable para el arrendamiento o traslado de los animales a campos con pasturas, por que el agua escasea en todos lados.
Las estrategias oficiales para mitigar el problema no llegan a ser un paliativo, porque el Estado tampoco dispone de todas las herramientas, equipamientos y medios de movilidad como para atender a los pobladores rurales a los que a esta altura del año se las ha complicado hasta la accesibilidad a sus campos porque las huellas están demasiado polvosas y la tierra bastante floja, como para enterrar a un vehículo.
Más aun, la dispersión poblacional, en un territorio que supera el millón y medio de hectáreas complica la situación.
Geográficamente, la mayor parte del ganado bovino está localizada en Capital y Los Llanos donde se concentran más de 200 mil cabezas, según los datos que arrojó la última campaña de vacunación contra la fiebre aftosa, en tanto que más de 40 mil lo hacen en la zona de los valles del Oeste y Norte de la provincia, que en total representan un aumento del ganado bovino del 7 por ciento respecto de los animales vacunados en el 2008.
Los entes oficiales que nuclean a los productores todavía no han evaluado las pérdidas que se están produciendo por la inclemencia y confían en que la situación se revierta en las próximas horas. Para ello apuntan a que den resultados los campos sembrados con bufell grass que aún no brotaron por la falta de agua y el desbarre de represas en el que interactuaron municipios y dependencias provinciales, pero ya es lamentable él panorama en algunos campos, con restos de animales por todos lados.
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