Mientras el dique se vacía, las ruedas de café se llenan de comentarios sobre la emergencia hídrica y la amenaza de quedarnos sin agua.
Ahora, tras largos años de abundancia y derroche --incentivado incluso por quienes debieron manejar un recurso siempre escaso en la región--, lo único que fluye a mares por cada rincón de la ciudad es la incertidumbre.
Las siguientes preguntas intentan acercar respuestas a varios de los interrogantes que muchos bahienses se hacen a diario, en medio de un escenario crítico que puede cambiar para bien de un momento a otro o, de lo contrario, alcanzar consecuencias imprevisibles.
1. ¿Hasta cuándo habrá agua en el dique si no llueve?
Actualmente el embalse posee unos 70 hectómetros cúbicos de agua, de los cuales podrían utilizarse 40. Si ABSA logra reemplazar el 50% del agua que extrae del dique mediante fuentes alternativas (pozos, arroyo Napostá y río Sauce Grande), habrá agua suficiente para cubrir las necesidades durante 11 o 12 meses más. De lo contrario, las reservas se habrán agotado en seis meses.
Las acciones de la empresa apuntan a estabilizar el lago, es decir, a extraer la misma cantidad de líquido que la que ingresa.
2. ¿Cuál es la calidad del agua del embalse?
Durante todo lo que va del año la calidad del agua ha disminuido progresivamente como consecuencia del menor volumen y, si bien evidencia mayor grado de turbidez, los sedimentos en suspensión son filtrados aceptablemente por las plantas potabilizadoras de Patagonia y Grünbein. En algunas jornadas la turbidez afectó el líquido suministrado a las consumidores.
En cuanto a las algas, su floración no es relevante, aunque las autoridades siguen con atención este fenómeno recurrente en el lago.
3. ¿Qué va a pasar el verano con quienes quieran llenar las piletas?
Hasta ahora sólo existe la recomendación de no hacerlo y las autoridades exhortan a la población a efectuar un uso racional del agua. A diferencia de Punta Alta, donde el municipio prohibió determinados usos, en nuestra ciudad recién el jueves pasado el Concejo Deliberante facultó al Ejecutivo comunal a determinar las medidas necesarias para asegurar un abastecimiento mínimo, aunque se aclaró que los responsables de garantizar el suministro en nuestra ciudad son la Provincia, ABSA y la Autoridad del Agua.
Según trascendió, el Ejecutivo impulsaría la aplicación de sanciones a quienes derrochen de manera no solidaria el recurso, aunque dichas medidas recién serían anunciadas en los próximos días.
4. ¿Qué sectores se verán más castigados por las restricciones?
Por la estructura misma del sistema, los sectores más afectados serán el barrio Eduardo Cenci (Alem al 2500) y varias áreas del micro y macrocentro (por ejemplo calles Güemes, Patricios, Gorriti) donde las cañerías son antiguas y su diámetro no puede abastecer a una población en constante aumento. También la crisis hará sentir sus efectos en otras barriadas que evidencian un problema similar, por caso Universitario.
En las áreas con reducida presión se colocarán cisternas para hacer frente a la restricción e inyectar mayor cantidad de agua al sistema sin extraer mayor volumen del dique.
5. ¿El agua llegará a los edificios de varios pisos?
Podrían registrarse problemas en aquellas construcciones en propiedad horizontal más antiguas que carezcan de cisternas. En el resto no habría inconvenientes. Los complejos que posean departamentos en primer y segundo pisos sin cisternas hace tiempo que se ven afectados, sobre todo en el barrio Universitario.
6. ¿Habrá cortes o restricción?.
Las restricciones se vienen dando desde hace algunos meses. A corto plazo van a producirse cortes programados, a manera de ensayo, en determinados sectores. La idea de ABSA es ver cómo funcionan los medios alternativos de suministro (cisternas) y el reparto de agua envasada para hacer frente a una crisis mayor.
La ciudad se encuentra dividida en tres zonas: por bombeo (zona alta) por gravedad (centro, macrocentro y gran parte de Bahía Blanca) y zona baja (Ingeniero White y Cerri, entre otros). La empresa no quiere impulsar cortes rotativos entre estos tres sectores hasta no comprobar cómo funciona la restricción general y la atención personalizada a los barrios en problemas. Directivos de ABSA dijeron que se pretende darle agua a toda la ciudad, las 24 horas.
"La restricción de 9.000 metros cúbicos fue tomada a principios de año, y si bien es lo que consume la ciudad en esta época del año, hubo momentos en que se exigió más y eso hizo que todo el mundo se fuese acostumbrando. Si la gente nos acompaña podemos pasar esta crisis sin que nadie deje de tener agua", explicó Luis Volpi, gerente de Operaciones de ABSA.
7. ¿Se hará la planta potabilizadora sobre el Napostá?
Su concreción está cada vez más lejana y se decidirá, por sí o por no, en las próximas horas. El principal inconveniente radica en los plazos de ejecución (mínimo de cinco meses), lo cual la torna poco útil en la crisis. Su principal ventaja reside en que constituya un nuevo punto de potabilización no dependiente del dique Paso de las Piedras, cuyo acueducto hasta nuestra ciudad tiene una capacidad máxima de transporte que es superada por la demanda durante la temporada estival.
Además, al ubicarse en Altos del Palihue, permitiría alimentar a sectores como el barrio Cenci que, con el sistema actual, padecen falencias en el suministro, y constituir una fuente de abastecimiento alternativa al dique hasta la ejecución del acueducto desde el río Colorado.
En reemplazo de la potabilizadora, ABSA piensa en la construcción de un nuevo dique-toma de reducidas dimensiones en el arroyo Napostá, a la altura de Aldea Romana, y la ejecución de un acueducto de 4.300 metros hasta la planta potabilizadora Patagonia.
Su materialización sería mucho menor (poco menos de tres meses). Si esta iniciativa se concreta, el arroyo aportará 800 m3/hora a la altura de paraje Los Mirasoles (donde ya existe una toma) y otro tanto desde Aldea Romana.
8. ¿Por qué no se utilizan los surgentes?
Este es uno de los mitos que aún permanecen vivos en la población, sobre todo al observar cómo miles de litros se desperdician a diario sin uso alguno.
Sobre 26 perforaciones de este tipo que supo manejar la empresa Aguas Corrientes, 20 hoy están fuera de servicio por distintas razones y las que funcionan tienen poca surgencia o su caudal resulta insignificante para constituir una herramienta válida de abastecimiento.
Los surgentes que operaban en Bahía Blanca dejaron de hacerlo en 1973, aunque a partir de 1958, como consecuencia de los resultados poco alentadores (escaso o nulo rendimiento tras una elevada producción inicial), la antigua Aguas Corrientes decidió volcar los esfuerzos hacia otras fuentes de suministro.
Hoy no se los considera como opción válida por razones económicas y, si bien las piletas de enfriamiento ya pertenecen al pasado, los modernos sistemas para bajar la temperatura del agua antes de ser impulsada a la cañería, resultan muy costosos.
ABSA reacondicionará para poner al servicio de la comunidad los surgentes ubicados en Alem al 1600 (Parque de Mayo), República Siria al 2300 y 9 de Julio 2084.
9. ¿Aumentará el precio del agua?
El presidente de ABSA, Guillermo Scarcella, dijo que el costo de producción del agua en la ciudad se incrementó 11 veces con relación al vigente cuando el dique funcionaba a mayor cota y el líquido llegaba por gravedad. "Ahora el sistema será electrodependiente", indicó por las bombas destinadas a extraer el agua de los pozos y del Sauce Grande y el Napostá. De todas maneras, dijo que el servicio no aumentará.
"Estamos pensando con el municipio en dar una cantidad de m3 mínima a cada usuario y, quien la sobrepase, tenga una tarifa proporcionalmente mucho más alta", sostuvo.
En cuanto al valor del agua envasada que se expenda en los comercios, la tarea de controlar abusos recaerá, entre otros organismos, en la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC).
10. ¿Qué pasa con los productores que toman agua del Sauce Grande y del arroyo Napostá?
Luego de un informe publicado por "La Nueva Provincia" el 18 de octubre pasado, el gobernador Daniel Scioli prohibió a 30 productores que hacían uso del recurso el empleo de agua superficial del río Sauce Grande y del arroyo Napostá. También prohibió las perforaciones que afecten ambas cuencas destinadas al abastecimiento de la población. Se espera que mediante inspecciones la medida dispuesta en los papeles sea debidamente llevada a la práctica.
11. Los nuevos pozos ¿rinden lo que se esperaba?
Los primeros seis realizados en el Bajo San José tienen un caudal menor al esperado, entre 120 y 180 m3/hora cada uno, cuando se estimaba que estarían en 200 m3/hora. Sin embargo, los realizados en estancia San José otorgan 200 m3/hora. El total de las perforaciones de este último sector, según ABSA, posibilitará contar con 2.000 m3/hora, mientras que del primero se extraerán entre 900 y 1.000 m3/hora.
Esta batería de pozos, más otros cuatro que se ejecutarán en la misma zona, a unos 600 metros de profundidad, junto con el agua proveniente del Napostá y de una toma sobre el río Sauce Grande, aguas abajo del dique, permitirían contar con 5.000 m3/hora, es decir, poco más de la mitad de lo que se extrae actualmente del embalse.
12. ¿Por qué se decidió efectuar perforaciones en el Bajo San José y no en la zona más próxima a Cabildo, donde existe agua de mejor calidad y en cantidad?
Porque su cercanía con el acueducto principal torna la obra más viable desde el punto de vista económico y reduce también los plazos de ejecución de cara a la urgencia de la crisis.
13. ¿Cuánto consumen hoy las industrias y quién tiene la prioridad?
Según ABSA, el consumo bajó de 1.400 m3/hora a 1.100 m3/hora y su titular, Guillermo Scarcella, afirmó que la prioridad la tiene el consumo humano. Sin embargo, como adelantáramos tiempo atrás desde estas páginas, un convenio firmado en 1997 establece durísimas sanciones para la Provincia si no garantiza un adecuado suministro al Polo Petroquímico. El Estado tuvo diez años de gracia para buscar fuentes alternativas de abastecimiento, pero el tiempo pasó y todo está como era entonces.
Según el mencionado documento, hasta 2007 la prioridad estaba del lado de la población y, a partir de ese año, recayó en la industria. Si bien nadie puede pensar que se desatenderán las necesidades de la gente, siempre resulta apropiado recordar lo que dicen los papeles.
14. ¿Se tiraba agua del dique a la ría?
Sí, esto ocurría hasta hace unos seis meses. Deficiencias en la construcción del acueducto industrial que enlaza la planta potabilizadora Patagonia y el Polo Petroquímico obligaban a que éste funcionara de manera constante, es decir, sin interrupciones, independientemente del consumo que requerían las grandes plantas.
Sucesivas roturas en el conducto de 70 centímetros de diámetro y 13 kilómetros de extensión lo tornaron incapaz de soportar cambios de presión y frenado, por lo que, diariamente, el líquido no consumido era volcado a la ría.
La situación se revirtió poco tiempo atrás cuando las industrias compraron una válvula y se encargaron de operar el conducto.
15. El dique ¿tiene menos agua aprovechable de la que se supone?
Días atrás el doctor Leoncio Montesarchio, titular de la Asociación Ambientalista del Sur, un inclaudicable defensor del reciclado de las aguas cloacales para uso industrial, afirmó que el dique Paso de las Piedras tiene mucha menos agua de la que se supone.
"Se habla de un 25 por ciento pero no hay ninguna información pública y concreta al respecto. Mi opinión es que de ese 25% si se rescata un 15% es mucho", señaló.
Montesarchio fundamentó su opinión en que el fondo del lago artificial formado a comienzos de la década del `70 posee en su parte más profunda (unos 28 metros) agua no apta para ser potabilizada.
"En ese sector, que es la parte más reducida del embalse, tiene que haber acumulada gran cantidad de limo, arcilla y una especie de mousse formada por vegetales podridos que han quedado de cuando se inundó el lugar y de los que aportó la corriente", explicó.
Hace algunos años, el ingeniero hidráulico Cecilio Lucas (entre 1974 y 1976, asumió la dirección de las obras del dique Paso de las Piedras), volcó una opinión similar señalando que el embalse, por una natural acumulación de sedimentos, tenía menor capacidad.
Sin embargo, estudios encarados por la entonces Obras Sanitarias de la Provincia de Buenos Aires determinaron que el lago no sólo no había perdido capacidad, sino que poseía una profundidad mayor a la fijada inicialmente, producto de errores de cálculo realizados al momento de su inauguración.
Incluso días atrás un estudio similar fue encarado por ABSA, con resultados similares. De todas formas, es una verdad incontrastable que el agua remanente cada vez posee menos posibilidades de ser potabilizada.
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