Con temperaturas que superaron los 30 grados en los últimos días y la lluvia que no llega, el traslado de ganado vacuno de las islas a territorio firme ha devenido en una tarea fatigosa y exigida en Entre Ríos.
A la vera de la ruta que integra el complejo vial que une Victoria con Rosario, las barcazas van y vienen por los canales de navegación y la escena se repite en todas las localidades costeras desde La Paz, en el norte provincial, hasta la sureña e insular Paranacito.
De ese modo, continúa desarrollándose la tarea de evacuar el ganado ante la inminente creciente del río Paraná, que pone en jaque a casi un millón de animales criados en las islas y en las zonas bajas.
La tarea casi no tiene pausas. "Nosotros estamos trabajando 17 horas por día. Empezamos a las 6 de la mañana y paramos poco antes de la medianoche. Venimos desde hace más una semana con ese ritmo, aunque estamos sacando vacas de las islas desde hace más de veinte días", contó Carlos Cardozo, un arreador que trabaja en Victoria.
Su compañero de tareas, Santiago Navarro, muestra las primeras señas de fatalidad vacuna: en el corral de paso que permite conducir el ganado desde el puerto hacia los camiones jaulas que esperan haciendo fila, demuestra a LA NACION cómo caen los animales por falta de agua y por exceso de calor.
"Esta está infartada", diagnostica con sabiduría empírica, al señalar una ternera que jadea mientras a su lado muchas otras huyen, ante el avance de los arreadores.
El cuadro revela un aspecto preocupante: algunos productores no consiguen dónde llevar sus animales y los dejan más tiempo del previsto en el corral de paso sin posibilidad de que tomen agua. Así, vacas y terneros que hubieran quedado a salvo del descontrolado avance del río terminan muriendo deshidratados. El gobierno provincial compró y comenzó a distribuir corrales de emergencia que fueron instalados en Ceibas, Paranacito, Gualeguay, Santa Elena y en La Paz. Esta semana, llegarían otros a Victoria y a Gualeguaychú.
En las islas del departamento La Paz, había 40.000 cabezas y ya fueron retiradas unas 15.000. Y hay productores con 10.000 cabezas que siguen buscando campos donde poder dejar a salvo su hacienda. Para mediados de este mes, se esperan crecidas del río Paraná, que en 2007 provocaron la muerte de 300 cabezas de ganado.
|
|
|